lunes, 6 de junio de 2011

Definición y Objeto de la Ciencia Económica

UNIVERSIDAD DE LA REPUBLICA
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y DE ADMINISTRACION
ESCUELA DE ADMINISTRACION
ECONOMIA
Material bibliográfico:
- Definición y objeto de la ciencia económica
- Las principales corrientes de pensamiento económico

TEMA PÁGINA
Introducción 2
1ra Parte: Definición y Objeto de la Ciencia Económica
a) El Objeto de estudio de la Ciencia Económica 3
b) Areas de la Economía 4
2da Parte.: Las principales corrientes de pensamiento
a) Evolución del pensamiento económico
- Las corrientes previas a la consolidación capitalista 6
- Los autores clásicos 6
- El marxismo 8
- La Escuela Neoclásica 10
- El keynesianismo 12
- Los monetaristas 13
- Los rasgos mas salientes a fines del SXX 14
- Una visión por diferentes regiones del mundo 15
- Referencias Bibliográficas 17
Programa del curso 18
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INTRODUCCION
El presente material bibliográfico, consta de dos partes y del programa del curso de Economía de la Escuela de Administración de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración.
En su primer parte, recoge los elementos centrales acerca del objeto de la ciencia económica, sin pretender agotar los enfoques y las apreciaciones al respecto.
En una segunda parte, se contempla algunas de las principales características de las distintas corrientes y escuelas de pensamiento contenidas en el curso. Su contenido, no es un trabajo sobre las corrientes y escuelas abordadas, ni sobre Teoría Económica, así como tampoco lo es sobre Historia Económica.
Su alcance es pues, esbozar ciertas lineamientos sobre esas ideas de pensamiento y una proyección sobre algunas de las tendencias imperantes en la realidad actual a inicios del SXXI.
Este material, está dirigido a los estudiantes del curso de Economía de la EDA, con el objetivo de poder facilitar el acceso bibliográfico al mismo, así como también constituirse en una mínima base como para poder profundizar en su contenido temático.
En ese marco, en la presente versión (siempre sujeta a revisión y a ampliación), se vierten comentarios, sugerencias, aportes y críticas de colegas y docentes de Economía de la EDA, y de Economía I de la FCE y Ad.
Por último, quisiera destacar y agradecer a la Oficina de Apuntes del CECEA, su colaboración para la edición y su publicación.
Montevideo Marzo de 2008
Gustavo Dutra
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1ª Parte Definición y Objeto de la Ciencia Económica
a) El Objeto de estudio de la ciencia económica
La economía es una ciencia social que analiza las actitudes del ser humano que apuntan a administrar los recursos, con el fin de producir bienes y servicios que serán distribuidos de forma tal de satisfacer las necesidades de los individuos. Los recursos no son ilimitados, son escasos, y esa escasez obliga a realizar elecciones entre diferentes usos alternativos. Pero las necesidades son ilimitadas, por eso la economía se ocupa de analizar como se utilizan esos recursos de forma de satisfacer al máximo las necesidades. Ello implica analizar la eficiencia y la racionalidad en el uso de esos recursos escasos.
La economía estudia un aspecto de la actividad humana desarrollada en sociedad, que tiene como objeto: determinar las leyes sociales que regulan los procesos de producción, distribución, intercambio, consumo, actividad monetaria y financiera. Así como las normas que deben regir la acción del Estado y las medidas que éste adopte para resolver los problemas que se presentan a nivel del proceso económico, es decir las políticas económicas.
La producción es una actividad en la que los hombres transforman la naturaleza. Utilizan su capacidad física e intelectual con el objeto de crear medios materiales (bienes) o inmateriales (servicios) para satisfacer necesidades. En este sentido, cabe señalar que éste es un proceso social e histórico pues se relaciona con una sociedad y una época determinada.
El proceso de distribución es la actividad por medio de la cual los hombres se reparten los bienes y servicios generados en el proceso de producción. Este proceso puede ser directo (como en el caso de las sociedades primitivas) o estar mediado por formas monetarias. En este caso, nos enfrentamos a una distribución del ingreso que permite o no acceder al reparto de bienes y servicios. En la distribución, los hombres se relacionan entre sí, creando relaciones, que van a constituir el objeto de estudio de la ciencia económica. También es un proceso social e histórico, encontrando a lo largo de la historia el esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo, etc.
El intercambio es la actividad económica a través de la cual se cambia la propiedad de los bienes y servicios producidos y distribuidos en una economía. El intercambio se lleva adelante en un ámbito económico específico, denominado mercado. En el mercado se encuentran oferentes (vendedores) y demandantes (compradores) de bienes y servicios. Las relaciones de intercambio son también relaciones entre seres humanos y dado que se repiten período a período es que constituye un proceso. Proceso que también es social e histórico, como por ejemplo el trueque en las sociedades primitivas.
El consumo es la actividad en donde los individuos satisfacen directamente sus necesidades. En este proceso se destruyen los bienes y servicios generados en la producción, generándose la necesidad de nueva producción. Cumple también las características de ser un proceso social e histórico.
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Existe además, un bien especial, que es el dinero, el cual también se produce, distribuye, intercambia y consume. Este da lugar al proceso monetario financiero. El dinero cumple ciertas funciones: unidad de valorización y de cuenta (los precios de los bienes se expresan en dinero), unidad de cambio y de pago (las obligaciones económicas se cancelan con dinero) y medio de atesoramiento y ahorro.
El rol del Estado, su grado de intervención en la economía, sus funciones así como su política presupuestal de gastos e impuestos constituyen un elemento muy importante por la gravitación que tiene el Estado en la Economía.
A la articulación de los procesos anteriores la llamaremos: Proceso Económico. Este se repite período tras período con ciertas regularidades o leyes económicas, que son aquellas que se vuelven objeto de estudio para la ciencia económica.
- Bienes
Un bien es aquello que satisface directa o indirectamente los deseos o necesidades de las personas. Pueden ser materiales (alimentos, automóviles, etc.) o inmateriales, servicios como salud, educación, etc.
Los bienes pueden ser clasificados según su carácter en libres y económicos, los primeros existen en cantidades ilimitadas, son útiles pero no necesitan racionamiento para satisfacer las necesidades; los económicos son también útiles, pero escasos, porque no existen en cantidades suficientes para satisfacer todas las necesidades humanas y por lo tanto se racionan cobrando un precio. De acuerdo a su naturaleza pueden clasificarse en bienes de capital (no son objeto de consumo directo sino que ayudan a producir otros bienes y servicios, por ejemplo maquinarias) y en bienes de consumo (se usan para satisfacer directamente las necesidades humanas), y se dividen en durables –automóviles- o no durables –alimentos- según se destruyan o no en un único acto de consumo. Por último pueden ser considerados según su función en bienes intermedios (insumos y materias primas) y bienes de uso final (que se destinan directamente la consumo).
Existe otro tipo de bienes que se utilizan en el proceso de producción que son los factores productivos: tierra, trabajo y capital.
Estamos en condiciones de dar una nueva definición de economía: es la ciencia que estudia la asignación más conveniente de los recursos escasos de una sociedad para la obtención de un conjunto ordenado de objetivos. Es decir, estudia la mejor asignación y uso de los bienes económicos para satisfacer necesidades múltiples y jerarquizadas.
b) Areas de la Economía
Podemos reconocer en la economía tres grandes áreas o disciplinas: Economía Descriptiva (descripción), Economía Política (interpretación) y Política Económica (acción. La Economía Descriptiva tiene por objeto la descripción de una determinada realidad histórica concreta que se desea analizar; se convierte en una acción objetiva. La Economía Política o teoría económica interpreta lo que se ha descrito, estudia las leyes o regularidades que rigen los procesos económicos, tratando de establecer relaciones de causalidad, constituyéndose en un área subjetiva. Por último, la Política Económica intenta modificar la estructura económica vigente; enfatiza las normas que deben regir la acción del Estado. Se trata, sobre la base de lo descrito e interpretado, de incidir sobre el proceso económico. La
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Política Económica trata la acción del Estado sobre los distintos procesos económicos para el cumplimiento de ciertos objetivos previamente trazados como:
􀀹 Crecimiento y desarrollo económico
􀀹 Distribución equitativa del ingreso
􀀹 Generación de empleo
􀀹 Equilibrio en las cuentas fiscales y externas
􀀹 Reducción de la deuda externa
􀀹 Reducción de la inflación
􀀹 Manejo del tipo de cambio
Para la consecución de estos objetivos, el Estado cuenta con instrumentos de política económica (monetaria, fiscal, salarial, comercial, etc.)
No existen límites ni fronteras definidas en estas tres áreas, es decir no se produce en una secuencia de sucesos, mas bien interactúan mutuamente.
Surge nítidamente que partiendo de la descripción de un hecho, surgen diferentes interpretaciones acerca de la causalidad del mismo y por ende diferentes acciones de política económica tendientes a modificarlo, según sea quien realiza esa interpretación, y ello depende del analista, de su formación técnica, de su concepción filosófica e ideológica. Es decir, ante un mismo diagnóstico acerca de un hecho, existen múltiples interpretaciones del mismo, y por ende distintas recomendaciones de política económica.
En síntesis, la ciencia económica es una ciencia social, no exacta.
Asimismo, existen dos diferentes niveles de abordar el estudio económico: el microeconómico, donde el objeto primario son los agentes considerados individualmente; y el macroeconómico, donde lo que interesa son las variables en su agregación.
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2da Parte.: Las principales corrientes de pensamiento
a) Evolución del pensamiento económico
Las corrientes previas a la consolidación capitalista
Existe un punto de inflexión en la historia que es la caída del feudalismo y la paulatina instauración del sistema capitalista. En esta inflexión surgen en Europa los mercantilistas (fines de siglo XV a XVIII) que sostenían (en su proceso inicial) que lo más relevante era acumular metales preciosos, esos eran los fundamentos de la riqueza y proponían diversas medidas consecuentes con tal fin, como por ejemplo la actividad comercial. En la segunda mitad del siglo XVIII surge en Francia la escuela fisiocrática (que argumentaba que la riqueza sólo se generaba en la actividad agrícola y el principal derecho natural del hombre consistía en el disfrute de los resultados de su trabajo en tanto pueda armonizarse con el de los demás A partir de eso, los gobiernos no debían intervenir alterando el orden natural de las cosas, rechazando de esta manera los excesos proteccionistas de los mercantilistas y al sostener que la riqueza de una nación procedía únicamente de la agricultura, no consideraban que otras actividades económicas generasen valor como la industria (por entonces predominantemente artesanal) y el comercio.
Los autores clásicos
Sobre el siglo XVIII, especialmente en las Islas Británicas, surgen autores importantes que estructuran múltiples ideas. Adam Smith (1723-1790), de nacionalidad escocés, aparece en el tiempo de la revolución industrial incipiente, escribe en 1776: "Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones".
El es un exponente de lo que luego se denominó los autores clásicos, que sostenían la capacidad del mercado para lograr los equilibrios y buenos funcionamientos. El mercado es un mecanismo que se autorregula, y el sistema de precios organiza el comportamiento de los individuos de forma automática. Asociado a esto, se concibe que el rol del estado en la sociedad y en la economía debe limitarse a su función de juez y gendarme.
De esa forma para los clásicos, todos los mercados operando libremente convergen al equilibrio, es decir la oferta iguala la demanda, no produciéndose de esa forma desfasajes en la producción y en el consumo de bienes, ni en la oferta ni demanda de factores (capital y trabajo (no habría capacidad ociosa ni desempleo).
En ese entorno de carácter armonioso, que se concibe entre el interés público y privado, no existe en la concepción clásica la idea de crisis del sistema económico capitalista.
Smith, precursor del liberalismo económico, sintetizado en el “dejar hacer, dejar pasar” sostenía que en la medida que los individuos actúan con una lógica de racionalidad propia, si nada interfiere en el libre juego de la oferta y de demanda de los mercados llegarían al óptimo individual y de la sociedad toda. Asume la existencia de una “mano invisible”, que ubicaría todo en su correcto y óptimo lugar, guiados por esa racionalidad, siempre y cuando los mercados operen libremente.
A nivel comercial, Smith postula que el comercio entre los países se dará por las ventajas absolutas (ver razones del comercio internacional), es decir los países
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comercializarán y se especializarán en aquellos bienes que dado su dotación de recursos produzcan más baratos.
Posteriormente, quien retoma los aportes de Smith y los profundiza fuertemente es el inglés David Ricardo (1772-1823)1, quien teoriza en el auge del capitalismo, del poderío marítimo inglés, de las comunicaciones y de la peculiar posición imperial de Inglaterra. Hegemonía inglesa en lo comercial, en lo político, en lo comercial, en lo tecnológico, en lo financiero, en lo militar etc. que perduró hasta luego de la primera guerra mundial (1919) en que ya afloraba como potencia mundial los Estados Unidos de América, desplazando a Inglaterra de esa hegemonía.
Ricardo teoriza sobre cómo se dan los procesos de distribución del producto entre las distintas clases sociales, partiendo de suposiciones, tales como el pleno empleo de los factores y la no existencia de crisis. Para los clásicos la idea de equilibrio de los mercados es fundamental, y por ende el rol del Estado debería ser de juez y gendarme.
Este autor establece la teoría objetiva del valor, sosteniendo que el valor de los bienes se determina por el cociente entre las horas de trabajo incorporadas a ese bien y la cantidad producida, determinada en las peores condiciones de producción. Es decir, el bien vale la cantidad de horas que insume su producción, valuadas en las peores condiciones de producción.
Ricardo no aborda el tema del origen del sistema capitalista. En lo que hace a su evolución, pronostica la llegada a un estado estacionario, que implica el máximo nivel de producción posible y a no ser que se levantaran ciertos supuestos, la sociedad se repetía en el tiempo idénticamente período a período. Basado en que la expansión del sistema económico era función del incremento de la población, en la medida que esta aumentaba, se requería mayor cantidad de alimentos para satisfacer ese aumento de la población. Ello provocaría que se necesitaría mas trabajo para producir los alimentos (por ejemplo por utilizar calidades de tierra de inferior calidad) subirían los costos de producción, implicando un descenso en los beneficios. En perspectiva, se repetiría este fenómeno, a tal punto que no se tornaría atractivo realizar inversiones adicionales, por lo que se llegaría al estado estacionario, en donde sólo se invertiría par reponer el desgaste del año anterior.
No hay entonces crisis del sistema económico, simplemente se llegaría a un estadio de la sociedad, en donde con ocupación plena de factores productivos no es posible incrementar la producción, repitiéndose período a período la producción y su distribución.
Es de señalar que para este autor (al igual que todos los clásicos) no existe la posibilidad de un desenlace por fuera de la lógica del sistema capitalista.
A nivel comercial, Ricardo niega las ventajas absolutas postulados por Smith, y sostiene que el comercio entre los países se dará por las ventajas comparativas, (ver razones del comercio internacional) es decir los países comercializarán y especializarán en aquellos bienes en que comparativamente sean más baratos.
Las razones del comercio internacional
¿Cuáles son las razones, por las que se genera el comercio internacional?.En forma intuitiva, parece razonable pensar que por cuestiones análogas a las que explican los intercambios entre las personas. Es decir, para poder consumir o disfrutar de un adecuado
1 Su obra principal es: “Principios de Economía Política y Tributación”, de 1817.
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conjunto de bienes y servicios, las sociedades humanas conocen las ventajas de la especialización y el intercambio respecto las opciones de autosuficiencia. Por lo tanto, lo primero sería comparar a nivel internacional las alternativas de la especialización sumado al más libre comercio frente a la autarquía (que es como se denomina en economía internacional al modelo o la situación de autosuficiencia o autoabastecimiento).
Una de las primeras razones para explicar los intercambios interpersonales o internacionales está en las diferencias en las capacidades o habilidades de las personas o de los países. De esa manera, se trata de obtener ventajas de esas diferencias induciendo a cada persona o país a especializarse en producir aquello que es capaz de hacer en mejor forma, o sea producir aquellos bienes o productos en lo que tienen alguna ventaja. Lógicamente, luego se intercambian las respectivas producciones a fin de que todas las partes implicadas puedan consumir o disfrutar de la amplia gama de bienes y de servicios que las todo nosotros apreciamos y valoramos. Sin embargo, existen algunas sutilezas en lo referido a cuales diferencias o a cuales ventajas son las que explican los intercambios internacionales. De esa forma, analizaremos, el papel central de las ventajas comparativas, sus límites, la distribución de las ganancias derivadas del intercambio comercial y las explicaciones de esas ventajas comparativas.
Una segunda razón para inducir a la especialización y el intercambio, es el hecho de que a veces se torna más eficiente concentrar la producción en un lugar y/o empresa. Si cada uno de nosotros, tuviese que producirse todos los bienes, hacerse su propio pan, confeccionarse sus vestimentas, sus televisores, automóviles etc. sería un mecanismo mucho más caro tanto individualmente como para la sociedad en su conjunto, comparado con adquirirlos en los establecimientos especializados que hacen el de todos. No sólo se trata de que unas personas tengan una habilidad especial en fabricar los productos (pan, televisores etc.) sino que la maquinaria, instalaciones y la tecnología utilizadas para producir esos bienes, permiten producirlos de forma más barata si se utilizan a gran escala. Esa reducción del costo unitario del producto, que se obtiene cuando el nivel de producción es elevado se conoce como la obtención de economías de escala.
Otra razón adicional que explica los intercambios comerciales es la diferenciación de productos. Las personas gustan elegir entre una amplia gama de productos o de consumir también una amplia variedad de productos. Claro está, que no siempre es posible o rentable que un mercado reducido ofrezca una gran variedad de productos. Es a través del comercio internacional que el consumidor de un país tenga acceso a las variedades de otros países. Las economías de escala y la diferenciación de productos constituyen una poderosa combinación que explica en gran forma los intercambios internacionales, especialmente para el comercio intraindustrial.
El marxismo
Posteriormente, Karl Marx (1818-1883), filósofo alemán, estudia el sistema capitalista, especialmente el inglés, con su obra “El Capital”. Formula una teoría del valor trabajo, una teoría objetiva, que postula que el valor de los bienes se deriva íntegramente de la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlos. También, al igual que Ricardo, considera que el valor de los bienes surge del cociente entre la cantidad de horas de trabajo y la producción, pero las horas de trabajo consideradas serían las realizadas en las condiciones medias de producción. Es decir, el valor de los bienes para Marx se compone de la cantidad de trabajo necesario para producirlo, pero en las condiciones medias de producción. Critica a
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Ricardo en este punto, manifestando que valuar los bienes en las peores condiciones de producción está “premiando” la ineficiencia.
Un concepto clave en Marx es la teoría de la explotación. Marx señala que el beneficio lo obtiene el capitalista al adquirir una mercancía, el trabajo, que puede crear un valor mayor que el de su propia fuerza de trabajo, con lo que este beneficio surge de la explotación de los trabajadores y no mediante la retribución por el alquiler del capital y por su actitud innovadora.
Es decir, durante la jornada de trabajo el trabajador dedica una parte a reproducir el valor de su fuerza de trabajo y el resto es un plusvalor (plusvalía) que es apropiado por el capitalista. De todo el valor generado por el trabajador en su jornada, sólo una parte equivale a su salario y el resto se lo apropia el capitalista. Si el objetivo de este es aumentar sus ganancias, debe bajar la parte remunerada o incrementar la parte no remunerada al trabajador (plusvalía) por ejemplo extendiendo la duración de la jornada de trabajo manteniendo el mismo salario.
Cabe señalar que Marx no considera una situación de pleno empleo en los mercados, tanto en el ámbito de producción como de ocupación de trabajadores. En lo que hace a la evolución del capitalismo, estudia su origen analizando todos los estadios anteriores de la sociedad, previos a la consolidación del sistema capitalista, y plantea un final fuera de la lógica del sistema: las contradicciones internas llevarían a crisis cíclicas cada vez más profundas hasta la ruptura del sistema. Dado que el sistema capitalista funciona en forma “anárquica”, Marx sostiene que el mismo desembocará inexorablemente en crisis periódicas, con fuertes desequilibrios en el empleo, la producción, etc.
En la dinámica de la evolución del sistema capitalista, Marx establece margen tanto para su crecimiento como para su fin. La fuerza impulsora del capitalismo para Marx es la competencia, que hace obligatoria la acumulación de capital. Para poder competir con éxito, los capitalistas deben reducir sus costos de producción y para ello deben constantemente introducir innovaciones. Así, Marx sostiene que muchos productores detectan que pueden producir la misma cantidad de bienes utilizando más máquinas y menos obreros. Si bien, las fuerzas de la competencia requieren que todos los productores “sigan a los líderes” y también efectúen innovaciones, no todos los productores tienen la capacidad para competir. De esa forma, las empresas más débiles van a la bancarrota y son adquiridas por las más fuertes. Las consecuencias de la innovación y la acumulación de capital son dos: en primer lugar, el capital se concentra cada vez más en menos manos, de tal modo que desaparecen las empresas más débiles y en segundo lugar aumentan los desempleados -el ejército industrial de reserva- a medida que los hombres son sustituidos por máquinas.
Paralelamente, el incremento de la acumulación de capital significa una mayor producción potencial de bienes y de servicios, con efectos positivos sobre el bienestar de los habitantes de esa economía. Sin embargo, puesto que la acumulación de capital desplaza a los trabajadores, la consecuencia final es la reducción del número de empleados, de su poder adquisitivo tendiendo a un empobrecimiento progresivo de la población obrera. Es decir el avance tecnológico permite la posibilidad de producir más y mejores productos, pero a su vez sustituye o elimina puestos de trabajo.
En los períodos de prosperidad, los precios son altos, los ingresos se elevan y la plusvalía que reciben los capitalistas también suben. Ello implica que los beneficios son altos, por lo que las perspectivas de los capitalistas son muy optimistas. Según Marx la acumulación de capital se incrementa durante esos períodos a tal punto que con el tiempo la capacidad
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productiva de la economía tiende a sobrepasar la capacidad de los consumidores para adquirir los artículos, o sea hay un poder adquisitivo inadecuado. Así se produce un desequilibrio, una desproporción entre la oferta de bienes producidos y la demanda de los mismos generándose una crisis, la economía produce más de los que la gente puede adquirir, sobre todo debido a que los capitalistas pagan a los trabajadores menos de lo que vale lo que producen, hay un excedente de producción, caen los precios del os bienes y la tasa de ganancia de los capitalistas, deteniéndose momentáneamente la acumulación de capital
Es ese contexto se produce un proceso de concentración de empresas, desaparece esa superabundancia de bienes mejoran los precios y se inicia un nuevo proceso de acumulación y por ende de generación de empleos. Según Marx, al reiniciarse un nuevo ciclo, hay menos empresas en cada rama de la industria, debido a que las empresas más débiles que no pudieron competir desaparecieron del mercado. Esas crisis se tornan periódicas de acuerdo a Marx de forma tal que cada vez son más profundas y graves, incrementando los desocupados y la pobreza.
Ese empobrecimiento de los obreros asociado a la lógica capitalista de aumentar sus beneficios (aumentando la plusvalía vía una mayor explotación), incrementaría la toma de conciencia y solidaridad de la clase obrera de forma tal que tras un proceso de organización, impondría un nuevo orden económico (la dictadura del proletariado) en que los medios de producción sería propiedad del Estado, eliminado los antagonismos de las clases sociales del sistema capitalista concebido por Marx.
La Escuela Neoclásica
Dentro de los autores de la escuela neoclásica, también denominados “marginalistas”, podemos reconocer como uno de los exponentes más importantes al inglés Alfred Marshall (1842-1924.) Para los neoclásicos, el funcionamiento del sistema de mercado y su papel como asignador de recursos se tornó un tema central. La economía capitalista parecía haber cuidado de sí misma y los sindicatos y conglomerados industriales parecían ser imperfecciones del sistema económico. La determinación de los precios de mercado se volvió el problema fundamental. Basan el funcionamiento del mercado en condiciones de competencia perfecta: libre entrada y salida de oferentes y demandantes, atomicidad, transparencia y homogeneidad, con lo cual el precio lo fija el mercado, es decir, ni las empresas ni los consumidores inciden en el precio de los bienes.
La idea subyacente de un mercado operando en competencia perfecta es que nadie tendría ventajas sobre otros, es decir existiría una igualdad de condiciones para todos: los productores en decidir que producto producir, los consumidores en decidir que productos consumir, etc.
Establecen una teoría subjetiva del valor, donde el valor de los bienes no estaría dado por las horas de trabajo incorporado en su producción, sino que el valor depende de la utilidad que el bien brinda al consumidor. De ahí el carácter subjetivo de la teoría, ya que el valor de los bienes, representa una estimación y/o apreciación subjetiva o sicológica de los sujetos respecto a los satisfactores. Se desprende nítidamente que el valor de los bienes es un concepto con un significado diferente al de los anteriores enfoques en donde significaba algo objetivo, era independiente de la subjetividad de los individuos, como era el caso de los clásicos (Ricardo) y Marx en que el valor se determinaba por el trabajo incorporado en su producción. Así en el actual enfoque se establece una medida de valor subjetivo, pues su magnitud de valor vendrá dad por la utilidad marginal (la utilidad dada por una unidad adicional).
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La estimación del valor subjetivo está íntimamente vinculada a la escasez. En efecto dicha apreciación subjetiva varía al ser más o menos escaso el bien, es decir el valor atribuido a consumir una manzana, no es el mismo al atribuido cuando se dispone de tres o de cuatro unidades de ese bien. Cada unidad adicional (en este caso el consumo de una segunda, tercera manzana, etc.) tiene un distinto valor unitario, y es decreciente. La utilidad que ofrece el consumo de una nueva manzana es menor respecto a la anterior, es decir su utilidad marginal es decreciente.
Los neoclásicos, trabajan en el ámbito de agentes representativos, cuyo comportamiento es racional, es decir procurarán alcanzar la mayor satisfacción, el óptimo, en función de sus posibilidades y preferencias.
Es decir que existe para los agentes una función objetivo con un enfoque racional, sujeta a restricciones.
Para los empresarios (quienes producen los bienes y servicios) su objetivo es la maximización de las ganancias, sujeto a restricciones: nivel de inversión, capacidad de producción, mano de obra, técnica, insumos, etc. Para los consumidores plantean una función de utilidad en donde el objetivo es maximizar su utilidad, según sus preferencias y sujeto a restricciones: nivel de ingreso, precios de los bienes.
Es decir los agentes procurarán optimizar sus recursos disponibles en función de la satisfacción de sus necesidades y sus restricciones. Con ese comportamiento, en el marco de un mercado que opera en condiciones de competencia perfecta, los agentes se situarán en el punto óptimo (el de máxima ganancia o satisfacción.)
En el modelo neoclásico, los agentes se situarían en el óptimo de forma tal que los diferentes mercados (de bienes, de trabajo, de dinero), en al medida que los mismos operen sin interferencias del Estado ni de los gremios de empresarios y trabajadores, estarían en equilibrio, esto es la oferta se iguala a la demanda.
No se concibe pues la idea de crisis en la evolución económica, existe una confianza plena a que el mecanismo de ajuste del mercado en la ley de oferta y la demanda, actúa procurando el equilibrio y optimizando la posición de los agentes individualmente y de la sociedad toda en su conjunto.
El estudio del equilibrio de todos los mercados simultáneamente fue analizado con detenimiento por Leon Walras (1834 –1910), dando lugar al enfoque del equilibrio general.
Walras enfocó su estudio de la teoría de la determinación de los precios en un régimen de libre y perfecta competencia, expresado en proposiciones matemáticas que le diesen a la Economía un rango científico comparable a las ciencias físicas.
Su objetivo era probar que los resultados de la libre competencia eran beneficiosos para todos. En su esquema, la competencia perfecta se representaba en una situación en donde los compradores y los vendedores se reunían en una subasta pública, de forma tal que las condiciones de cada cambio fueran públicamente anunciadas y se diera la oportunidad a los vendedores para bajar sus precios y a los compradores para recibir sus ofertas.
El objetivo perseguido por Walras, era la formulación de un modelo en que se diera un equilibrio de todas las actividades en forma interrelacionadas. De esa forma, formula un modelo de ecuaciones simultáneas susceptibles de una solución matemática determinada, es decir el modelo de equilibrio general.
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El keynesianismo
Dentro de los economistas más destacados del siglo XX, se encuentra el inglés John Maynard Keynes (1883-1946), cuya obra principal es “Teoría General”, de 1936. Analiza la época de mayor crisis del capitalismo hasta entonces: la gran depresión y la crisis del 29. En ese momento, la economía mundial se encontraba en una fuerte depresión, con grandes contingentes de subocupación de trabajadores y máquinas, lo cual significaba un fuerte cuestionamiento a la teoría clásica. En los Estados Unidos, los ingresos reales disminuyeron en un 40% – 50% y el desempleo alcanzó un 25%, sus sombríos impactos se extendieron a la economía del resto del mundo. La gran depresión duró unos 10 años, parecería que la economía no iba a recuperarse, hasta que surgió la obra de Keynes quien con sus recomendaciones logró reactivar el sistema capitalista.
En esencia, Keynes rechazó que el estado normal de la economía fuese el pleno empleo, y justificó la existencia de equilibrio con desempleo involuntario. Su enfoque constituye un fuerte alegato en contra de los postulados clásicos de Smith y Ricardo: la mano invisible, el rol del Estado como juez y gendarme, el ajuste automático de los mercados, etc.
Retoma el enfoque de demanda de Malthus (1736-1834) en contraposición al enfoque de oferta sostenido por Smith y Ricardo. Sostiene que no se da el pleno empleo de los mercados destacando que en el mismo existen rigideces que impiden un ajuste automático.
Establece la teoría de la demanda de dinero (preferencia por la liquidez), así como la incorporación de una función de inversión y de consumo. La inversión productiva para Keynes era una función inversa a la tasa de interés financiera, de ese modo, si la tasa de interés financiera era relativamente alta, desestimularía la inversión productiva y viceversa. Un elemento importante para Keynes referido a la inversión y la preferencia por la liquidez eran las expectativas.
El consumo para Keynes era una función positiva del ingreso, es decir a mayor ingreso se incrementaría el consumo y viceversa. Esa relación no sería proporcional ya que dependería de la propensión marginal a consumir, esto es cuanto se destina al afectar el consumo cuando varia el nivel de ingreso. Es decir que Keynes asume que no necesariamente una variación del ingreso afectara completamente al consumo, el dinero también se ahorra, y ese ahorro dependía del ingreso y no de la tasa de interés.
Respecto al ingreso, Keynes considera el ingreso disponible, esto es el ingreso neto deducido los impuestos.
La recomendación de política económica era el aumento de la demanda agregada vía el aumento del gasto público y la rebaja de impuestos, así como políticas monetarias expansivas, para lograr el crecimiento y la estabilidad económica. Se ve de esta manera, el importante rol que asignaba al Estado. Es decir, para reactivar la economía, Keynes propone una fuerte intervención del Estado a través del gasto público, y monetarias de forma de administrar la existencia de dinero de forma de activar la economía, incrementar la producción y generar empleos.
Keynes admite la existencia de crisis económicas. La evolución económica para él es función de la intervención del Estado incrementando la demanda efectiva, procurando así estabilizar la economía y lograr el pleno empleo.
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Los monetaristas
Las ideas keynesianas, que fueron aplicadas desde la posguerra, pierden vigor en los sesenta frente a las ideas monetaristas, cuyo exponente es el estadounidense Milton Friedman (1912). También son conocidos como neoliberales. Se remiten con todo vigor a la ley del mercado, la oferta y demanda son capaces de interactuar entre ellas y determinar los niveles óptimos de funcionamiento. De esta manera, rechazan las políticas keynesianas, rechazando a los instrumentos fiscales para centrar su atención en las políticas monetarias (variaciones en la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero, importancia de la tasa de interés, etc.) Admiten una tasa natural de desempleo que depende únicamente de factores reales y que únicamente se puede reducir en el largo plazo.
Friedman, rechaza las relaciones keynesianas de la inversión y del consumo. En efecto, respecto al consumo, sostiene que los individuos ajustan el mismo de acuerdo al ingreso permanente y no el corriente o efectivo y niega que haya una relación estable entre consumo e ingreso así como también rechaza la estabilidad de la relación ingreso – inversión.
Si admite que hay una relación estable entre la tasa de variación de la masa monetaria y las fluctuaciones económicas y la inflación, aunque no puede determinare con exactitud puesto que las variaciones en la cantidad de dinero, se transforman en incrementos de precios por un lado y de producción por otro con retardos temporales.
En este modelo, no hay lugar alguno para el Estado, el mismo es por definición perjudicial para la sociedad y el país, por lo cual debe reducirse a su mínima expresión. El Estado despilfarra recursos, generalmente gasta más de lo que recauda, o sea incurre en déficit presupuestarios y asigna los recursos en forma ineficiente por las presiones que recibe de los distintos grupos sociales (productores rurales, empresarios, exportadores, grupos o partidos políticos, trabajadores etc.).
Del punto de vista monetarista, no deben fijarse metas como la reducción de la tasa de desempleo en el corto plazo, pues depende de factores reales que sólo es posible modificar en el largo plazo. Las autoridades sólo deben proveer la cantidad de dinero para que la economía crezca a una tasa constante, reducir el tamaño del sector público y reducir las regulaciones administrativas, con ello se lograría el óptimo y se beneficiaría la sociedad en su conjunto (aumentaría la inversión, disminuiría la desocupación, etc.).
El enfoque más ortodoxo a esta doctrina se asocia a los procesos de apertura y liberalización comercial y financieras que se han aplicado por ejemplo en los países latinoamericanos desde la década de los setenta. Asociado a ello los diferentes procesos de privatización de empresas públicas implementados en el continente (y en algunos países desarrollados como Inglaterra), que se fortalecieron particularmente desde la década de los 80 con las presidencias de Ronald Reagan en los Estados Unidos y de Margaret Thatcher en el Reino Unido.
En el ámbito mundial, el modelo alcanzó con estos dos presidentes, sin duda uno de los mayores respaldos políticos e ideológicos.
Sus enfoques actuales para la región Latinoamérica se sustentan en las reformas del Estado de segunda generación: liberalizando y flexibilzando el mercado laboral, reformulado los sistemas de seguridad social, de salud, la enseñanza pública educativo etc.
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Los rasgos más salientes a fines del siglo XX
A fines del siglo XX, se constatan una serie de fenómenos de particular importancia e incidencia mundial. Dentro de ellas se destaca:
• En los noventa desaparece el bloque soviético, con lo que además del reacomodamiento político que ello implica, se abre todo un abanico en materia de acceso a materias primas más baratas, de movimientos de capitales y de mano de obra, cuyos consecuencias aún no son posibles de cuantificar en toda su dimensión. Países como Ucrania, Rusia, Polonia, etc., poseedores de significativas cantidades de materias primas, irrumpen al mercado mundial, abaratando los precios internacionales, con un fuerte impacto en lo comercial y en lo productivo a escala internacional. Conjuntamente, un fuerte flujo de capitales en la modalidad de inversión extranjera directa y especulativa es destinado a varios de estos países. Por otra parte, un significativo contingente de mano de obra calificada y no calificada se ofrece a un mundo competitivo a valores significativamente inferiores al mundo occidental desarrollado, disminuyendo así el pago por las remuneraciones salariales. Así, Europa se ve “invadida” de cientos de miles de europeos pertenecientes al bloque del este, que seducidos por un mejor nivel de salario, emigran hacia los países de la unión europea.
• China, paulatinamente se va convirtiendo en un poderoso polo comercial, con vinculaciones y penetraciones en todo el globo. Basta analizar el significativo crecimiento de la economía china de los último años, su reciente recuperación en 1997 de Hong Kong, (un polo dinámico y financiero muy importante más allá de sus crisis) y por encima de todo la enorme cantidad y variedad de productos chinos que se comercializan a todo el planeta, para verificar que la penetración de China es sumamente significativa en el orden mundial.
• Se consolida un polo de desarrollo significativo en el sudeste asiático, con fuerte liderazgo de Japón, que más allá de su crisis financiera actual, constituye una región de muy fuerte incidencia internacional y de gran concentración de empresas transnacionales como en rubros como los automóviles y electrónica.
• Todo ello, constituye signos de la consolidación de un proceso de globalización, en donde se van delineando varios procesos de regionalización e integración en el ámbito mundial.
En ese marco, así como hasta fines de la primera guerra mundial, la economía se regía bajo la influencia de Inglaterra, que constituía una nación hegemónica en lo económico, en lo comercial, en lo financiero, en lo ideológico, en lo político, militar etc., siendo luego desplazado por los Estados Unidos de América, que se constituye particularmente luego de la segunda guerra mundial como la nación hegemónica total, hoy a inicios del siglo XXI ello no se constata. En efecto, en este mundo unipolar del punto de vista político, no se verifica una nación hegemónica totalmente al estilo precedente. Si analizamos los Estados Unidos, comprobamos que no ostenta la hegemonía total al menos en lo tecnológico y productivo, en lo comercial, en lo ideológico, en lo financiero etc., ya que emergen agentes, regiones y naciones, con fuerte incidencia y cuota de poder de decisión. Eso si, no parece haber dudas acerca de la hegemonía militar de los EUA. Basta analizar su participación en los recientes conflictos como la guerra del Golfo, y los Balcanes.
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Una visión por diferentes regiones del mundo
En la década de los 80 y 90 en América Latina se percibiço la aplicación del modelo neoliberal, que si bien con matices en su implementación, constituye la ideología imperante. La búsqueda de los equilibrios macroeconómicos, el combate a la inflación y el déficit fiscal, así como procesos de liberalización y privatizaciones de empresas públicas han dominado los objetivos de los diferentes gobiernos. En prácticamente todos los países de la región se han aplicado modelos económicos con tales fines, dejando en un segundo plano la búsqueda de objetivos de contenido social que procuren un mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes.
Claro está que la aplicación de este modelo no estuvo exento de heterogeneidades y particularidades. En efecto modelos más ortodoxos se verificaron en Chile, Argentina, Perú. México (con diferencia también entre ellos.) En Brasil, por ejemplo, se aplicó un modelo de política económica más protegido, particularmente de su parque industrial aunque con la implementación reciente de procesos de apertura y liberalización. Uruguay por su parte, continuó un modelo de liberalización y apertura comercial, que fuera implantado desde la década de los 70, pero con una participación del Estado muy significativa, que se interpone a la libre competencia. En efecto, su presencia marca una fuerte incidencia en la estructura productiva de costos (combustibles, energía, impuestos) y en muchos casos se verifica reasignaciones del gasto público que no parece respetar las recomendaciones del modelo en cuanto a la búsqueda de eficiencia y la igualdad de oportunidades, asociándose más a satisfacer las presiones de ciertos sectores de poder.
En Europa, por su parte y también con matices, se percibe una constante que pasa por la preservación de la Economía del Bienestar. La defensa de un muy buen nivel de la salud, de la educación, de la seguridad social, del empleo, etc., constituye un pilar básico donde se sustenta la sociedad europea, que por encima de modelos económicos o ideológicos imperantes, su defensa y preservación parece no admitir discusión. Así, comprobamos como por ejemplo en España la sucesión de la administración del gobierno socialista de Felipe González y Zapatero a la concepción de centro derecha del gobierno de José María Aznar, no ha variado (pese a sus diferentes concepciones) la preservación de la Economía del Bienestar de los españoles. Un análisis similar se verifica en otros países de Europa.
En defensa de su producción, mantienen fuertes restricciones por ejemplo en materia arancelaria, así como con la producción agrícola varios países como Alemania (principal economía europea) y en Francia aplican una fuerte política de subsidios a su producción procurando por un lado evitar la emigración del campo a la ciudad y por otro mantener su producción a niveles de competitividad internacional. Es decir que esta política se enmarca en esa preservación de la Economía del Bienestar, y que sólo la modificarán en la medida que así lo consideren conveniente y no por las peticiones en tal sentido que algunos países latinoamericanos realicen al respecto.
En el ámbito político, a inicios de 1999 implantaron la unión económica profundizando el proceso de integración europea, donde desaparecieron las monedas propias de cada país2 dando lugar al euro, y ya han comenzado a planificar la unión política (un
2 En 2001 comenzó a circular el Euro, la moneda de la Unión Europea, a pesar de que en algunos países de ésta no se sustituyó la moneda nacional, cosa que ocurrió el 1.01.2002.
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parlamento único de todos los países), así como la viabilidad de incorporar a su proceso de integración a algunos de los países de Europa del este.
Si bien hoy ha perdido vigor, a fines de los años 90, tuvo relativa consistencia, el enfoque denominado “Tercera Vía”. Sintéticamente, es una opción intermedia entre lo colectivo y lo individual, con una sesgada defensa del bienestar de la población. Sobresale en su fundamentación el ex ministro británico Tony Blair.3
Estados Unidos, (primer economía mundial), ha desarrollado modelos de corte típicamente keynesiano, en los que el Estado tiene un fuerte protagonismo e intervención, defendiendo la producción, imponiendo cupos a la importación y bajando impuestos, entre otras medidas. Así como la modificación de la tasa de interés procurando la regulación de la actividad económica.
Por su parte Japón (segunda economía del mundo), ha aplicado como medidas reactivadoras, medidas de política fiscal expansiva con fuerte gasto público en inversiones y reducciones de impuestos, asociado también a la concepción keynesiana
Podemos concluir pues, que en el ámbito internacional, no se verifica la aplicación de una corriente de pensamiento dominante definida como hegemónica, en contraposición al mundo de la hegemonía inglesa o la estadounidense tras la segunda guerra mundial.
Si se puede verificar distintas situaciones y realidades, con un mundo cada vez más globalizado e interactuante y cuyas tendencias son hacia una profundización de la internacionalización, de los procesos y actividades económicas.
Basta detenernos en los aspectos financieros, en los medios de comunicación, en el comercio, para corroborarlo y percibir que este escenario actual constituye un dato externo para el diseño de políticas económicas de los países en general y en particular para los latinoamericanos. En efecto, los cambios vertiginosos producidos en los últimos años, junto a su profunda vinculación, constituye una de las principales características del funcionamiento del planeta. En él, la participación en la toma de decisiones acerca de su funcionamiento parece excluir cada vez más a los estados nacionales y muy especialmente a los países latinoamericanos (subdesarrollados) y particularmente a un país de economía pequeña como el nuestro. De ahí que ese escenario se torne como un escenario dado de escasa o nula posibilidad de incidir y modificar aisladamente.
3 Al respecto, éste expresó en abril de 1998: “No podemos volver a las políticas de éxito seguidas durante el largo boom económico entre 1945 y 1973. No deberíamos aceptar el individualismo de libre mercado de la derecha de los años ochenta”. “El gran debate en política económica no gira en torno a la macroeconomía. Todos formamos parte de un sistema global en el que los mercados están sometidos a un duro juicio sobre asunción de riesgos económicos. Pero es necesario un Gobierno que sea activo en educación y formación, en lograr abrir los accesos al capital y a los mercados de trabajo, en la promoción de la competencia en los mercados de productos y en la coordinación de la inversión en infraestructura de primera clase”. “En política social, el reto es ofrecer seguridad en un mundo en cambio. Necesitamos medidas específicas para atajar la exclusión social: la combinación de educación pobre, vivienda pobre, criminalidad elevada, ruptura de la familia y mala salud, que puede separar de cuajo a comunidades enteras del conjunto de la sociedad. Todos nos enfrentamos a este problema. Pero hay ejemplos que ofrecen esperanza: en Dinamarca, las reformas del Estado de bienestar creadoras de una agencia activa de inclusión social han tenido resultados asombrosos. En Francia hay un enfoque igual de impresionante del mismo problema”. “Ésta es la síntesis entre individuo y comunidad que genera esperanzas para la creación de una sociedad cívica y moderna. Durante demasiado tiempo nos ha paralizado la oposición entre lo individual y lo colectivo. Pueden y deben estar unidos, no siempre a través del Estado, sino de unas redes sociales y comunitarias fuertes”. “Creo que podemos encontrar una Tercera Vía que adopte los valores históricos de la izquierda y los ponga en práctica de una forma nueva, combinando las dinámicas economías de mercado con la cohesión social. Es una perspectiva excitante que, creo, ofrece grandes esperanzas a todos nuestros países, a Gran Bretaña, y a toda Europa”.
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El marco de incertidumbre y de inestabilidad económica, que reina en el escenario económico y político mundial, puede estar asociado a la idea que se mencionó anteriormente, en que no se verifica una nación que emerja como totalmente hegemónica, que pueda así dictar los lineamientos del funcionamiento del sistema comercial, productivo y muy particularmente del sistema financiero internacional, que parece hoy por hoy funcionar con alto grado de autonomía poco comparable con otras actividades.
Ante ese proceso de mayor internacionalización, se consolidan procesos de regionalización e integración a modo de contrarrestar la vulnerabilidad que ese mundo globalizado implica para los países, especialmente para los más débiles. Vemos así el surgimiento de procesos como el Nafta, el Mercosur y la Unión Europea entre otros, así como la discusión sobre la creación del ALCA, y otros procesos de integración, que van pautando una fuerte tendencia en ese sentido.
Referencias Bibliográficas:
- Ensayos sobre Economía Teórica: Cátedra de Economía I, FCE y AD
- Seminarios y Material de Apoyo: Cátedra de Economía I FCEA y AD
- Economía Principios y Aplicaciones: Mochón y Beker 2da ED
- Economía: Samuelson/Nordhaus 13ª Edición
- Economía Internacional e Integración Económica: J.Tugores Ques
- Economía Enfoque América Latina 3ª Edición : Clement,Pool,Carrillo
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ESCUELA DE ADMINISTRACION
PROGRAMA: ECONOMIA - AÑO 2008
I .- Finalidad y Objetivos:
El curso proporcionará nociones sobre el objeto del conocimiento de la Economía en general, y en particular sobre la problemática nacional, regional e internacional, abordando una temática cuyo objetivo sea el de brindar una base de conocimientos generales sobre la ciencia económica, sus principales antecedentes y particularmente los debates actuales.
Por otra parte, se introducen los principales elementos descriptivos de las cuentas nacionales como método de registro de las variables económicas del país de forma que el estudiante se familiarice con los principales agregados económicos y de su registro, y que le aporte conocimientos sobre elementos teóricos y prácticos enfocados al perfil del egresado de Administrador de Empresas, fundamentalmente en lo referido en la estructura y clasificación de costos y en el análisis de la determinación de precios internos y externos.
La temática del curso analiza la incidencia en la determinación de los precios, el análisis de mercados, así como el análisis de costos y el nivel de competitividad de la empresa, para su desarrollo como unidad económica dentro de un país de economía pequeña como el nuestro.
Por último, se abordan las principales características de la economía uruguaya particularmente desde la última década, así como sus perspectivas inserta en un mundo internacionalizado y globalizado, y particionado en regiones, con procesos dinámicos de integración.
2.- Programa Analítico
1ª Parte: El Objeto y Método de la Ciencia Económica
1.1 Definición y Objeto de la Teoría Económica.
1.2 Elementos referidos al método.
2ª Parte: Las principales corrientes de pensamiento
2.1 Los autores clásicos y el marxismo.
2.2 El pensamiento neoclásico y keynesiano.
2.3 Corrientes de pensamiento actuales.
3ª Parte: Introducción a la Determinación de Precios
3.1 La Oferta y la Demanda.
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3.1.1 La demanda. Elección del consumidor. Elasticidad. Elección intertemporal y en condiciones de incertidumbre.
3.2 La oferta. Producción y Costos.
3.3 El mercado.
3.3.1 Estructuras de mercado: Competencia Perfecta, Monopolio, Competencia. Monopolística y Oligopolio.
3.3.2 Equilibrio del mercado competitivo y sus determinantes.
3.3.3 Monopolio.
3.4 Otras estructuras industriales. Economía de la Información.
4ª Parte: Indicadores de la Actividad económica (Cuentas Nacionales)
4.1 Elementos básicos de la descripción.
4.2 Principales Variables Económicas y sus Relaciones.
4.3 Indicadores de relacionamiento Exterior (Saldo Balanza Comercial, Saldo de Cuenta Corriente, Saldo Balanza de Pagos).
4.4 Indicadores Económicos y Socio-Económicos.
5ª Parte: Políticas Macroeconómicas
5.1 Instrumentos de Política Fiscal.
5.1.1 Presupuesto Público: Gasto Público e Impuestos.
5.2 Instrumentos de Política Monetaria.
5.2.1 Oferta y Demanda de Dinero, Tipo de Cambio.
5.3 Instrumentos de Política Comercial.
5.3.1 Aranceles, Ventajas Comparativas y Competitivas.
5.4 La Inflación y el Desempleo.
6ª Parte: Globalización e Integración
6.1 Internacionalización y Globalización.
6.2 La Integración en América Latina antecedentes.
6.3 Indicadores económicos de América Latina.
6.4 El Uruguay y el Mercosur.
6.5 Indicadores económicos de Uruguay.
7ª Parte: La economía uruguaya: fin del siglo XX e inicio del siglo XXI
7.1 Estructura del PBI, principales sectores productivos.
7.2 Comercio exterior y la competitividad.
7.3 La actividad económica y la ocupación.
7.4 La estabilidad macroeconómica, sus instrumentos fiscales y monetarios.
7.5 El Uruguay y las crisis financieras internacionales.
7.6 El Uruguay en el siglo XXI: Perspectivas de la economía uruguaya en un marco regional y globalizado.
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3.- Bibliografía básica del Curso
Partes 1 , 2, 4 y 6: Ficha Bibliográfica - Cátedra
Economía Principios y Aplicaciones – Mochón y Beker, 2ª Edición Mc Graw-Hill, 1997
Economía para No Economistas - Departamento de Economía, Facultad de Ciencias Sociales
Parte 6: - Panorama de Inserción Internacional de A. Latina y el Caribe – Cepal, 1996
- El Mercosur después de Bs. As.
- Documento de reflexión N° 21 Inst., Cuesta Duarte Juan Manuel Rodríguez 1994
Parte 7: - La Economía Uruguaya a fin del Milenio - José Rocca
- Publicaciones BCU, INE y de prensa
- Material de Cátedra
4.- Bibliografía Complementaria
- Microeconomía y Conducta - Robert H. Frank
- Análisis del Entorno Económico de los Negocios - Serie Mc Graw-Hill, José Ma. O´Kean
- Macroeconomía en la Economía Global - Sach Larrain
- América Latina frente a la Globalización - Serie Desarrollo Productivo N° 23 Cepal - M. Mortimore, 1995
Ec. Gustavo Dutra
Encargado de curso de Economía de la EDA
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sábado, 4 de junio de 2011

OTRAS ESTRUCTURAS DE MERCADO EL PAPEL DE LAS ESTRATEGIAS EMPRESARIALES Introducción

Economía de la Escuela de Administración 2008
Material de lectura obligatoria correspondiente a la parte 3 del Curso elaborado por los Profesores Fernando Isabella y Andrés Prieto
OTRAS ESTRUCTURAS DE MERCADO EL PAPEL DE LAS ESTRATEGIAS EMPRESARIALES
Introducción
Hasta ahora, lo abordado en este módulo, se ha basado en el estudio del comportamiento de los agentes (empresas y consumidores) en dos estructuras concretas de mercado: la Competencia Perfecta (CP) y el Monopolio. Una de las características que estas estructuras presentan es que dejan poco margen al desarrollo de estrategias variadas del lado de la oferta.
En el modelo de Competencia Perfecta, las empresas se limitan a tomar como un dato el precio de mercado al que pueden vender sus productos y a partir de él, determinan las cantidades a producir, igualando precio con costos marginales. Esta cantidad a producir, determinará las necesidades de contratación de mano de obra de la empresa ya que dado una cantidad a producir, su función de producción fijará las necesidades de empleados requeridas. Dado que las empresas no pueden influir en el precio que les viene dado, no pueden fijar un precio superior a éste para sus productos, pues no venderían ninguna unidad ya que los consumidores comprarían a cualquier otro competidor que ofrezca el mismo producto a un precio menor. Tampoco tendría sentido económico que fijaran un precio inferior al de mercado (dado) ya que de esa forma no estarían maximizando sus beneficios.
En el modelo de Monopolio, al tratarse de un único oferente, la empresa tiene gran poder de mercado, y puede decidir sobre el precio de venta de su producto, fijándolo en el nivel que maximice su beneficio.
En este caso, el único límite al poder de la empresa está dado por la demanda ya que los consumidores no disponen de un presupuesto infinito, por lo que, ante mayores precios que la empresa pretenda cobrar, menores serán sus ventas. Por supuesto que el grado o capacidad de los consumidores de disminuir su demanda dependerá de qué tan esencial sea el bien o servicio en cuestión y de la existencia o no de sustitutos al mismo.
Sin embargo, más allá del interés pedagógico de estas estructuras de mercado, debe tenerse en cuenta que se trata de casos de escasa relevancia desde el punto de vista práctico. En efecto, la inmensa mayoría de mercados en cualquier economía moderna no responde exactamente ni a un modelo de Competencia Perfecta, ni a uno de Monopolio puro. Las formas dominantes encajan en lo que de forma algo ambigua se puede 1
denominar Oligopolios o de corte oligopólico1, es decir, mercados en los cuales existen varias empresas del lado de la oferta pero que por diferentes motivos todas, o la mayoría de ellas, poseen cierto “poder de mercado”, o sea cierta capacidad de fijar el precio de su producto sin que esto implique la caída abrupta de sus ventas. Estos mercados, que de alguna manera se encuentran “a mitad de camino” entre un monopolio y la CP, permiten a las empresas el desarrollo de diversas estrategias. O sea, que no existe un único resultado posible ni un único comportamiento lógico para cada empresa. En estos mercados se abre la posibilidad de que las empresas desarrollen otras estrategias como la diferenciación de productos, la discriminación de precios, etc.
Este capítulo busca repasar algunas de esas estrategias, discutir su racionalidad y las condiciones en las cuales las mismas se hacen viables.
Mercados Concentrados y Poder de Mercado
Un mercado está compuesto por un conjunto de empresas que producen y venden un mismo producto o un producto de similares características. Podría decirse que dos empresas cualesquiera forman parte de un mismo mercado cuando los bienes que producen son sustitutos entre sí o al menos cuando las elasticidades pecio-cruzadas (en valor absoluto) son elevadas entre ellos y bajas respecto de otros bienes. Como se dijo antes, la gran mayoría de los mercados se encuentra entre los extremos de Competencia Perfecta y el Monopolio.
Pero, ¿cómo saber si se está más o menos cerca de un caso o del otro? O de otra forma, ¿cómo saber cuan concentrado esta un mercado? Si todas las empresas tuvieran el mismo tamaño, bastaría considerar el número de empresas presentes en el mercado, y considerar que aquellos en donde el número de firmas es elevado están más cerca de la Competencia Perfecta que del Monopolio.
Sin embargo, si las empresas tienen distinta magnitud, será necesario considerar además la participación de cada una de ellas en las ventas totales del mercado en cuestión. Para medir la proximidad a alguno de los extremos se utilizan las medidas del grado de concentración. Estas medidas utilizan las Cuotas de Mercado de las empresas, es decir qué parte de las ventas totales corresponde a cada una de ellas, como la variable principal.
Grado de Concentración:
Existen varias maneras de medir la concentración existente en un mercado. En todos los casos la forma de hacerlo implica tomar en cuenta la cuota de mercado que es el porcentaje de las ventas totales del mercado que corresponde a cada una de las empresas. Por ejemplo, podríamos considerar las cuatro empresas más grandes del mercado y determinar cuanto significan la suma de sus ventas en el total de las ventas del mercado.
Formalmente tendríamos:
4C= , siendo la cuota de mercado de las cuatro empresas más grandes del mercado yla cuota de mercado de la “empresa i”. Σ41iS4CiS
1 En algunos casos hay empresas que contienen elementos que sin llegar a ser estrictamente un oligopolio presentan características de corte oligopólico 2
De esa manera, cuanto mayor sea esa cuota de las cuatro empresas, respecto al total, hay un mayor grado de concentración en ese mercado.
Oligopolio
Tal como mencionamos anteriormente, la inmensa mayoría de las empresas, no participan de mercados de competencia perfecta ni de mercados de monopolio puro, sino de estructuras de tipo oligopólicas.
En este sentido, por oligopolio se entiende una estructura de mercado en la cual la rama de actividad, es dominada por un pequeño número de vendedores/productores. Este hecho determina que existe permanente interacción ente ellas y que las decisiones de una firma, afecten o influyan las decisiones tomadas por las otras. El número reducido de empresas implica también que las mismas tengan capacidad de ejercer un poder de mercado provocando que los precios sean más altos y la producción sea inferior que la óptima desde el punto de vista social. Por otra parte, la permanente interacción que existe entre empresas las puede lleva a intentar mantener dicho poder colaborando entre ellas, evitando una competencia por precio.
En el oligopolio operan varias empresas, pero de tal forma que ninguna de ellas puede imponerse totalmente en el mercado. Ello lleva a una permanente actividad entre las mismas para poder captar la mayor parte de la cuota del mercado
Colusión
Una de las características de los mercados oligopólicos, por lo tanto es la posibilidad de que se produzcan acuerdos entre empresas con el objetivo de evitar o limitar la competencia en precios, vendiendo menores cantidades pero a mayores precios de venta y por tanto incrementando las ganancias. Cuando se dan estos acuerdos se dice que existe “colusión2”.
Debe notarse que, en el modelo de CP no existiría espacio para la colusión, ya que el supuesto de “atomización” de la oferta implica que existen tantos oferentes que tornarían imposible una coordinación entre todos. Y aunque hipotéticamente lo pudieran hacer, el acuerdo no sería estable. Un acuerdo que aumentara los precios en algún sector tendría como consecuencia que la rentabilidad en ese sector aumentara, lo cual se convertiría en un “llamador” para que nuevas empresas ingresen a ese mercado. El supuesto de libre ingreso al mercado (y por tanto la no existencia de barreras de ningún tipo) implica que ese ingreso es siempre posible, por tanto las empresas que estaban previamente en el mercado rápidamente afrontarán la competencia de nuevos productores. La posibilidad de incluirlos en el acuerdo es muy limitada ya que la única forma de hacerlo sería disminuyendo la producción de las empresas originales, lo cual disminuiría sus beneficios lo que hace poco probable esta situación. De otro modo la inclusión de un nuevo productor, al aumentar la oferta, generará una tendencia a la baja del precio (la única forma de vender más unidades es bajando le precio), lo cual va contra la idea del acuerdo. De esta forma, el acuerdo tendería a romperse.
2 En muchos países estos acuerdos están legalmente prohibidos ya que al limitar la competencia logran aumentar los precios muy por encima de los costos de producción. De todas maneras, aún prohibidos, los mismos se realizan de forma secreta.
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Como ejemplo de acuerdos de este tipo podemos mencionar el mercado de refrescos embotellados en Uruguay hasta mediados de los noventa, en donde dos empresas acaparaban más del 80% del mercado. En ese marco, y de acuerdo a la evidencia empírica, ambas empresas vendían sus productos similares exactamente al mismo precio, incluso sus estrategias publicitarias eran similares y lanzaban promociones en forma simultánea, por lo cual se puede inferir que coordinarían sus acciones.
Las características de los mercados oligopólicos, generan condiciones propicias para acuerdos beneficiosos para todas las empresas participantes del mismo (no así para los consumidores).
Alguna condiciones importantes para hacer viable un acuerdo oligopólico
Este tipo de acuerdos, requieren que las empresas presentes en el mercado sean pocas. En efecto, las posibilidades de acordar condiciones de venta disminuyen a medida que se incrementa el número de empresas que participan en el mismo. Ello es básicamente por dos motivos. En primer lugar porque siempre existe un incentivo de una empresa a romper el acuerdo de manera secreta, o sea a “traicionar” a las demás. Si una de las empresas no cumple el acuerdo (por ejemplo porque pone a la venta mayores cantidades que la cuota acordada) puede obtener grandes beneficios, ya que aunque su acción lleve a una disminución del precio y por tanto del ingreso por unidad vendida, el incremento de las ventas la beneficia únicamente a ella, mientras que el efecto de la caída de precios afecta por igual y por tanto se diluye entre todas las empresas del mercado. Así, cuantas más empresas participen del acuerdo, más difícil será para cada una controlar que todas las demás cumplan con el acuerdo.
En segundo lugar, las ganancias que cada una obtendría por romper el acuerdo aumentan cuantas más empresas haya en el mercado. Si se trata sólo de dos empresas de similar tamaño, en el caso que una incumpla el acuerdo, vendiendo mayores cantidades, (por ejemplo un 10% más), debería bajar su precio en un porcentaje relativamente importante ya que un 10% de esa empresa implica un 5% en el total del mercado. Sin embargo, si del acuerdo participan supongamos 20 empresas, todas de igual tamaño, para que un de ellas aumente sus ventas en un 10%, bastaría que la baja de precios sea de un décima parte que en el caso anterior.
Para que los acuerdos colusivos sean sostenibles es necesaria otra condición: que existan barreras a la entrada al mercado. Si el acuerdo genera beneficios extraordinarios, otras empresas que antes no participaban de este mercado tendrán incentivos a ingresar al mismo, poniendo en peligro el acuerdo. Por tanto, debe existir algún tipo de barrera (no necesariamente legal) que dificulte el ingreso de otras empresas, tema que se profundizará más adelante
Mercados de empresa dominante y seguidora.
Al observar el funcionamiento real de los mercados, podemos encontrar estructuras oligopólicas caracterizadas por la presencia de una empresa con una cuota de mercado superior a las demás (por ejemplo tiene entre el 50% y el 75% del mercado), que se torna en la empresa dominante y un conjunto de empresas pequeñas que se reparte el resto del mercado, que son las empresas seguidoras. En este tipo de estructuras, las empresas seguidoras son precio aceptantes (se comportan como en CP) produciendo aquella cantidad que asegure que P = CMa y la dominante tiene cierto poder de
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mercado, es decir capacidad para influir sobre el precio. En estos mercados, la empresa dominante fija el precio de venta y produce una cantidad igual a la diferencia entre la demanda de mercado y la suma de las producciones de las empresas seguidoras. Además, la empresa dominante suele determinar ya no solo los precios, sino también otras estrategias de venta que son incorporadas por las seguidoras. Por ejemplo, nuevas presentaciones del producto o pequeñas variaciones en el mismo suelen ser rápidamente imitados por las empresas seguidoras. En estos mercados, la franja de empresas pequeñas actúa como una atenuante del poder monopólico de la dominante, que será mayor será mayor cuanto más cuota de mercado tenga la franja de empresas pequeñas y/o cuánto mayor capacidad pudieran tener estas empresas de reaccionar ante los precios fijados por la dominante.
Como ejemplo aproximado de esta situación se puede mencionar el mercado mundial de computadoras. Allí existen unas pocas marcas reconocidas, que van introduciendo novedades permanentemente (más velocidad de procesamientos, mayor capacidad de almacenaje, etc.) y una infinidad de marcas pequeñas, con marcas casi desconocidas, y otras marcas conocidas como “clones”, que permanentemente imitan los adelantos de las líderes y se adaptan a éstas y suelen venderse a precios inferiores de forma de subsistir en el mercado.
Competencia monopolística y diferenciación de productos
Otro resultado posible de un mercado concentrado es lo que se conoce como “Competencia Monopolísitca”. En el marco de un mercado oligopólico, y como parte de una estrategia para conseguir mayor poder de mercado, las empresas pueden desarrollar la diferenciación de productos. Se trata de la decisión de producir bienes y servicios con pequeñas modificaciones o variantes desde el punto de vista cualitativo respecto de los bienes producidos por los competidores. De esta manera, las empresas intentan crear un mercado diferente para su bien o servicio, como si se tratara en realidad de bienes pertenecientes a mercados distintos. Con la diferenciación, las empresas procuran captar la mayor disposición a pagar por las características específicas del bien que puedan tener los consumidores y lograr así, un control sobre el precio de venta.
Una estrategia de este tipo requiere de parte de las empresas un esfuerzo especial por tener una política de marketing y publicidad que apoye y destaque esas características propias del producto y que impulse a los compradores a preferir el bien. Se buscará vincular la marca a aspectos emocionales, generando prestigio y confianza que los competidores no puedan lograr, etc. o introduciendo pequeñas diferencias en su producto que, si bien no afectan la esencia del mismo, impliquen una diferencia para el consumidor. De esta forma, dentro de los factores en los que la empresa deberá invertir si lleva adelante una política de diferenciación de productos, la decisión de destinar recursos para publicidad es tan importante como contratar mano de obra o comprar materia prima.
Variados ejemplos de estas estructuras de mercado se pueden citar. El mercado de los detergentes o jabones para lavadora es uno de ellos. Allí cada empresa intenta convencer a los consumidores que su producto es el que rinde más o el más efectivo porque tiene la “última novedad tecnológica” en el rubro. Paralelamente, al poco
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tiempo la misma empresa saca otro producto que también contiene otro componente único e irrepetible, etc.
Otro ejemplo a mencionar son las tarjetas de créditos o débitos en donde las estrategias de marketing de las empresas muchas veces se apoyan en acompañar el producto con descuentos por en la compra o en los impuestos, regalos que se adquieren por su uso habitual (metros, puntos, millas, etc.). En estos últimos casos, la diferenciación se busca por vía de ventajas accesorias ya que en esencia el producto es el mismo.
Otro ejemplo pueden ser las productoras cinematográficas, musicales, editoriales de libros, videos etc. en donde un pequeño número de empresas dominan el mercado compitiendo entre sí para poder captar el mayor número de consumidores a través del producto a ofrecer y muy asociado a campañas publicitarias de alcance internacional.
La concentración de locales de ventas en grandes superficies: shoppings centers, cadenas de supermercados e hipermercados, así como grandes cadenas de tiendas multiproductos, tienen también un comportamiento que puede asociarse a una estructura de competencia monopolística. En efecto, operan tratando de competir y captar la mayor cantidad del mercado de forma de poder tender a la mayor concentración de ventas, soportados generalmente en una amplia gama de elementos de difusión publicitaria y marketing, que profundiza o destaca la diferenciación por marca o empresa.
En realidad, más allá de que puedan existir algunas diferencias reales entre las marcas, lo que cada empresa intenta, es hacer ver a su producto como diferente a todos los otros, ya que si lo logra, su producto se tornará de corte monopólico (es como en el ejemplo de los detergentes se hubiera creado un mercado distinto para esa variedad) y el poder de mercado de la empresa se incrementará.
Si la empresa lograra que los consumidores acepten a su producto como único, entonces podría fijar un precio más alto o bien captar mayor parte del mercado de forma que incremente sus beneficios
Se podría definir a la competencia monopolísitca como una estructura de mercado en la que existen varias (aunque pocas) empresas ofreciendo productos, si bien en esencia similares, diferenciados entre ellos. Esto permite aumentar el poder de mercado de la empresa que logra diferenciar su producto, tendiendo a transformarse en una empresa con características monopólicas. Sin embargo, la existencia de “sustitutos cercanos” o sea de otros productos muy parecidos, pone límites al poder de mercado de la empresa. Es decir, aunque una empresa sea exitosa en diferenciar su producto, no podrá cobrar un precio que se sitúe muy por encima del de sus competidores ya que la posibilidad que los consumidores elijan la variante producida por las empresas rivales siempre está presente.
Discriminación de precios y segmentación de mercados
Otra estrategia disponible para la empresa es el control del precio de venta y de esta manera aumentar su poder de mercado es la segmentación de mercado y la discriminación de precios. La idea, consiste en dividir el mercado de un bien o servicio, en varios grupos más pequeños e internamente homogéneos con el objetivo, de agrupar en cada uno a personas con necesidades semejantes.
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La idea de la segmentación de mercados consiste en la posibilidad de competir de manera diferente en cada uno de los diferentes segmentos. Así, segmentando el mercado desde una perspectiva de los ingresos de la población, la idea consiste en poder competir de determinada manera en los sectores de ingresos más bajos (por ejemplo cobrando un precio que esté al alcance de estos sectores) y de una manera diferente en los sectores de altos ingresos (cobrando precios más altos a estos sectores ya que pueden pagar más). De esta forma la empresa logra maximizar sus ingresos.
Distintas formas de discriminación de precios:
- Discriminación Perfecta(o de primer grado): desde el punto de vista teórico, la máxima ganancia de una empresa se produciría si logra conocer el máximo precio que cada uno de los consumidores está dispuesto a pagar por su producto y cobrara precisamente a cada uno ese precio máximo (siempre y cuando ese precio supere el costo de producción). Esta forma de cobrar “según el cliente”, implica que la empresa no pierde de vender a quienes están dispuestos a pagar poco, pero tampoco se pierde de cobrarle a aquellos que está dispuestos a pagar un precio alto.
Esta situación teórica se conoce como “monopolista perfecto discriminador”. Sin embargo, esta opción en general no es viable por varios motivos. En primer término porque la legislación puede impedir que dos personas que compren un mismo bien o servicio paguen precios diferentes. En segundo lugar, porque existe un problema de costos asociados a la búsqueda de la información por parte de la empresa sobre la capacidad de pago de los potenciales clientes.
- Auto selección: en la medida que la empresa no conoce exactamente los gustos de los consumidores ni su disposición a pagar, va lanzando al mercado distintas variedades de productos cada una de ellas con distintos precios de manera de lograr que sea el propio consumidor el que se ubique en uno de los segmentos y de este forma revele su disposición a pagar. Un ejemplo de este tipo es la edición de libros. En general se observa que las editoriales primero lanzan al mercado una edición de calidad (hojas grandes, tapa dura, etc.) y una vez abierto ese nicho de mercado, se lanzan ediciones de bolsillo. Otro ejemplo conocido son las distintas tribunas del estadio y los distintos precios que se cobran en cada una de ellas. En ambos ejemplos son los propios consumidores los que deciden en cual segmento de mercado se ubicarán.
- Discriminación por grupos de consumidores: el producto puede ser el mismo y la estrategia apuesta a cobrar precios diferentes por grupos de individuos. Como ejemplo de este tipo de discriminación de precios están las entradas de dama y menor que se ofrecen usualmente en espectáculos deportivos (los partidos de fútbol). Se asume que las mujeres tienen menor disposición a pagar para ver un partido de fútbol, por lo que fijando un precio más bajo para ellas, el organizador puede “venderle el producto” sin tener que bajar el precio a los hombres. También podemos citar como ejemplo en Uruguay a la Tarjeta Joven que es una iniciativa de varias firmas que se basa en la constatación de que los jóvenes disponen de menores ingresos y por tanto tienen menor disposición a pagar que el promedio de la sociedad. Basadas en eso, las empresas buscan venderles a los jóvenes determinados productos a un precio inferior, pero sin que por ello haya que bajar los precios para el resto de los segmentos de la población.
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- Discriminación geográfica: consiste en la decisión empresarial de desarrollar diferentes estrategias de venta (y por ejemplo pone diferentes precios) en distintas zonas geográficas, sabiendo que la población mayoritaria en cada zona presenta diferentes disposiciones a pagar por su producto. Como ejemplo de discriminación geográfica podemos citar los precios de varios productos que a menudo en la frontera se venden a precios inferiores que en el resto del país, como por ejemplo, cigarrillos bebidas alimentos, supergás etc.
- Discriminación por cantidad: se trata de la decisión empresarial de cobrar precios distintos en función del volumen de bienes o servicios adquiridos por el consumidor.
Segundas marcas
Una forma de lograr lo anterior consiste en tener una marca principal, en la que se hace énfasis en publicidad, aquella que tienen un mejor “entorno del producto” (mejor presentación, mejor packing, etc.) y que se vende a un precio alto para los sectores de alta disposición a pagar y una segunda marca que aunque en esencia sea el mismo producto, sea percibido por los consumidores como un bien muy inferior. (por ejemplo porque no se le hace publicidad) y que por tanto se venda a bajo precio para ser comprado por aquellos segmentos de mercado con baja disposición a pagar.
Hay varios ejemplos de estos casos, como el mercado de aviación en donde algunas compañías son propietarias de marcas de bajo costo (low-cost) con operativa a través de Internet.
Lo que se busca con esto, es entre otras cosas, evitar que quienes estén dispuestos a comprar la marca principal terminen percibiendo como similar a la segunda marca y se pasen a ella por su menor costo. En definitiva se procura poder incrementar los beneficios ampliando las ventas.
La estrategia de segundas marcas, encaja dentro de lo que denominamos discriminación de precios “por auto selección”.
Barreras a la entrada
Cuando vimos el modelo de CP supusimos que existía libre entrada y salida de los mercados, es decir que una empresa puede decidir instalarse en un mercado o dejarlo cuando no le conviniera seguir allí desde el punto de vista de los beneficios obtenidos. Por su parte, supusimos que existía información perfecta (accesible por igual y a disposición de los agentes) y que los rendimientos marginales de la producción eran decrecientes o lo que es lo mismo, que los costos marginales eran estrictamente crecientes. Una de las estrategias a disposición de empresas instaladas en un mercado o rama de la producción puede ser la de evitar que otras se instalen en la misma de forma de generar o mantener el poder de mercado logrado. A través de las barreras a la entrada, las empresas buscarán imponerles a sus rivales costos que las que ya están instaladas no tienen que afrontar3.
3 Tomado de Stigler, G. J. (1968); “The organization of industry” 8
Algunas de esas barreras se deben a la existencia de economías de escala. Contrariamente a los que se supuso en CP, la tecnología disponible en muchas ramas industriales y de servicios, determina la existencia de rendimientos crecientes (o al menos constantes4) por lo que para llegar a la escala óptima de producción se requiere producir un monto elevado de unidades, o una escala mínima. Cuando esa escala mínima represente una cuota muy importante de la demanda total vigente, ese mercado admitirá a muy pocas empresas (quizás solo a una).
Otro tipo de barreras son las tecnológicas y debidas a la información imperfecta. Contrariamente a lo que supusimos en CP, la tecnología de producción no es una estructura dada sino que es un proceso de aprendizaje que se adquiere con la práctica. La(s) empresa(s) instalada cuenta con un know-how ya adquirido que tendrá un costo para cualquier empresa entrante o al menos le demandará un tiempo de aprendizaje, que funcionará como una barrera o elemento disuasivo a la hora de planear el desembarco en una rama de actividad.
Asimismo, la segmentación de mercados y la diferenciación de productos son una barrera a la entrada. Las empresas ya instaladas en el mercado tienen identificados los distintos nichos de mercados y las diferentes disposiciones a pagar de los distintos grupos sociales así como han logrado fidelizar a los clientes en las preferencias por las calidades que ofrecen.
Las barreras por capital necesario son aquellas vigentes en las ramas donde los requerimientos de capital mínimo para operar son elevados y no todas las empresas entrantes lo tienen o poseen solidez y reputación como para acceder al financiamiento del mismo. Por su parte, existen barreras generadas por comportamientos estratégicos de las ya instaladas. En estos casos, al momento de instalarse algunas empresas “envían mensajes” en el sentido de que están dispuestas a desatar una “guerra de precios” para barrer a eventuales competidores. El mensaje se suele apoyar en que al instalarse las empresas lo hacen con un capital mucho mayor al necesario para la escala del mercado de forma que funcione como una amenaza a quienes intenten instalarse.
Por último, hay barreras “no económicas” como normas legales o institucionales tales como patentes o licencias para el uso de marcas, barreras de tipo sanitarias o de certificación de calidad como las normas ISO, la D.O.C. (denominación de origen certificada) etc..
Fuentes:
Cabral, L. (1997): “Economía Industrial”
Hirshleiffer, J.-Glazer, A. (1992): Microeconomía, teoría y aplicaciones
Stigler, G. (1968); “The organization of industry”
Ficha del módulo de microeconomía Curso de Economía de la EDA (2005)
Apuntes de clase del Curso de Economía Industrial 2005
4 O lo que es lo mismo Costos Marginales decrecientes o constantes
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INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LA ECONOMÍA


Aportado por: Héctor Hernán Hidalgo Páez, hector97@prodigy.net.mx
Estudios de Administración en la UAM Azcapotzalco 11 trimestre

1. Intervención del estado en la economía.
Origenes
En la época moderna los gobiernos han mostrado interés en intervenir sobre el proceso económico
La intervención del Estado en el sistema económico se ha dado prácticamente desde la aparición en cuanto organización social máxima de éste. Ya en la antigua Grecia, los Imperios Romano y Vizantino tenían un Estado interventor, lo mismo en la Edad Media, etc., En un principio simples motivos políticos y militares llevaron a los gobiernos a participar en la producción (fábricas de armas por ejemplo) e intentar controlar las actividades comerciales. La época mercantilista se caracterizó precisamente por el excesivo intervensionismo estatal, denunciado posteriormente por los economistas clásicos.
La economía clásica y los fisiócratas pugnaron por el laisse faire que implica la nula intervención del Estado en los asuntos económicos, salvados los aspectos necesarios para la subsistencias de la sociedad, como era para asegurar la paz exterior e interior y la garantía de la propiedad.
A pesar de la propuesta de los clásicos, el Estado tuvo que intervenir en varios aspectos de la economía en el siglo XIX. Debido al impacto de la industrialización, los gobiernos (el inglés en primer lugar) tuvieran que intervenir para paliar las pésimas condiciones de trabajo de la clase obrera; la factory reform inglesa de la década de 1830 y 1840 limitó el empleo de los niños y las horas de trabajo diario y reguló el empleo de las mujeres, al tiempo que nombró inspectores de fábricas; la ley de salud pública de 1848 estableció normas que permitían la intervención del estado en este campo.
Con el surgimiento del estado de Bienestar, la intervención estatal se amplió considerablemente al campo de los seguros sociales y a la intervención en el mercado de trabajo.
Pero fue a partir de la depresión de 1929 y de la Segunda Guerra Mundial cuando la intervención estatal se amplió de forma importante. El intervensionismo en las épocas de guerra y de depresión económicas amplió las funciones del Estado y aumentó el gasto público y aunque tras la vuelta a la paz cierno algunos gastos, nunca retornaban a su nivel previo.
En el periodo de entre guerras surgieron los controles del comercio exterior y las intervenciones en los mercados de divisas. En ese mismo periodo se difundió la teoría keynesiana que proponía la intervención del Estado en la economía, a través de la política fiscal y la política monetaria, para evitar la crisis de desempleo. Por último, en el periodo posbélico se difundió la participación activa en pos del desarrollo económico.
La provisión por el Estado de servicios y bienes públicos tiene una larga historia, sin embargo, es solamente después de la Segunda Guerra Mundial cuando se generaliza en Europa la convicción de que es el Estado el sujeto económico que debe impulsar el crecimiento económico. De este modo, durante los años sesenta y setentas se generó un protagonismo creciente del Estado en las actividades industriales de los principales países europeos, surgieron así las primeras manifestaciones de las "economías mixtas de mercado" que suponían que más del 16.5 % del PIB (Producto Interno Bruto)era generado por el Estado en la Europa de los setentas.
El Estado, como representante oficial de la sociedad capitalista, tiene que hacerse cargo del mando de la producción, pero básicamente de la administración de la industria y de todas las ramas de la producción para que esta ya no perteneciera a unos u otros individuos en competencia, sino por el contrario, estas ramas de la producción pasarían a manos de toda la sociedad, con arreglo a un plan general y con la participación de todos los miembros de la sociedad. Engels, advertía una tendencia hacia la rectoría del Estado sobre la economía nacional, como algo inevitable, una transición obligada hacia una forma de capitalismo de Estado.
La presencia económica y social de un aparato burocrático, fuerte, centralizado y social es un elemento constitutivo básico en la modernización capitalista, cuyas políticas estatales han afectado los mecanismos, modalidades y tasas de acumulación de capital, y los mecanismos de distribución de los frutos del progreso técnico contenido en la industria.
2. Causas de la intervención estatal.
1.       A lo largo del proceso de consolidación del capitalismo, ocurrió una transición compleja y con cambios profundos: la universalización del intercambio mercantil de mercancías, tierra, trabajo y capital; la formación y organización de estos mercados necesitaban de un fuerte apuntalamiento normativo para funcionar en forma adecuada. Es así como surge la organización estatal como el centro de gravedad de la remodelación de las nuevas relaciones entre las clases y los grupos sociales.
  1. Organización y comportamiento del mercado: el mercado es una suma de racionalidades individuales no preocupadas por enfrentar los problemas de conjunto y de largo plazo del sistema. Desde la perspectiva del sistema es importante la rentabilidad, pero sobre todo crear las condiciones que la estabilicen a través de la construcción de infraestructura básica y de la producción de bienes públicos; de ahí la necesidad del Estado. El mercado no deja de tener su carácter atomizado en la toma de decisiones, menos aún en cuando las estructuras oligopólicas son dominantes y sus decisiones no garantizan una estrategia adecuada a las necesidades de la industrialización. En estas condiciones, se requiere de una instancia dotada de capacidad para organizar como un "actor colectivo" el sistema de relaciones económicas.
  2. Distribución de los frutos del progreso técnico: en este aspecto la necesidad del Estado es significativa si consideramos la tendencia inherente a la concentración social y territorial de la riqueza. Los mecanismos por si solos acentúan la desigualdad y por ello requieren de intervenciones normativas que contrarresten esas tendencias que pueden hacer peligrar la continuidad del desarrollo.
3. Objetivos.
La intervención del Estado puede ser orientativa, en el sentido que incentiva a la economía privada, para que ésta realice determinadas acciones. La acción del sector público sobre la economía puede tomar la forma de regulación de los distintos procesos económicos, mediante la actividad legislativa conforme el marco institucional dentro del que se desarrolla la producción, el comercio y las finanzas o mediante la manipulación y control de las variables económicas significativas que guían la iniciativa privada, a través de la política fiscal, monetaria o comercial. Así mismo, la intervención estatal puede realizarse a través de la intervención directa del sector público en la actividad económica.
A lo largo la historia moderna el papel del Estado ha sido de diversas maneras:
·         Se desarrollaba el papel del Estado como gerente social de la igualdad de oportunidades, creando la estructura económica de una sociedad de bienestar que proporciona educación, sanidad y protección, mediante la generación de los subsidios y pensiones a todos los ciudadanos.
  • El Estado interviene en la economía para corregir situaciones de crisis originadas por la expansión de la gran industria en el siglo XIX.
  • Así como ha jugado diversos papeles, también ha tenido diversos objetivos, algunos de estos han sido:
  • La intervención del Estado tiene como finalidad aumentar el gasto público e incrementar los impuestos en una cantidad igual, es decir; sin crear un déficit público, sin aumentar la deuda pública y al mismo tiempo, generando un efecto positivo sobre el producto y el empleo. En una situación de elevado desempleo, la política económica es capaz de reactivar la producción y el empleo manteniendo finanzas públicas "sanas".
  • Fortalecimiento del Estado mediante las nacionalizaciones y expropiaciones de empresas; lo cual dio comienzo a la formación del sector público en los sectores claves de la economía.
  • El Estado debe poner orden en la economía, reorientar las políticas y adoptar medidas para reactivar las economías, salvaguardando el interés y la seguridad nacional.
  • El Estado crea formas institucionales que no se reducen a garantizar la maximización de la rentabilidad o a evitar la violencia en el enfrentamiento de los intereses contrarios en el seno de la sociedad, sino que reconoce la mayor complejidad social y la necesidad de establecer causes institucionales para disminuir el potencial desorganizador del desarrollo.
  • El Estado debe ser agente de cambio social y transformación económica. Para ello requiere de un aparato burocrático que funcione fluidamente.
  • A través de la empresa pública, el Estado se vuelve en sí mismo un agente de la acumulación de capital, protagonista directo en la producción, distribución y financiamiento.
  • El objetivo primordial de la intervención estatal se basa en el apoyo a las inversiones privadas y a la creación de infraestructura asumiendo los riesgos y promoviendo nuevas áreas de inversión.
  • Propiciar la participación de los diversos grupos sociales en el desarrollo, mediante la elaboración de la política económica en la cual se relacionen aspectos políticos y económicos, ya que dicha política se enfrenta permanentemente a la necesidad de regular un sistema que atienda a la inestabilidad económica, social y política. La política económica es el resultado de conflictos entre grupos y clases que tienden a consolidar, crear o disolver equilibrios político-sociales en el campo económico. Los objetivos de la política económica deben expresar los intereses substantivos de los grupos dominantes, pero también deben considerar los intereses de los grupos dominados para garantizar consenso y justificación.
  • Institucionalizar los procesos de política económica aprobando: objetivos, aplicando instrumentos, organizando instituciones, evaluando las acciones aplicadas, y estableciendo compromisos entre diferentes grupos sociales para procurar el equilibrio.
4. Planificación e intervención del estado
El origen de la planificación en una economía de mercado debe explicarse con relación a la intervención estatal en la economía. La constante presencia estatal en la economía no se reduce sólo al aspecto legal, a las condiciones generales que permiten el libre intercambio, sino que también contempla acciones de acumulación, distributivas e inclusive productivas, ya sea por una presencia directa del Estado como productor o través de un arsenal de instrumentos, procedimientos, normas y políticas que regulan y ordenan la actividad individual.
Al Estado se ha intentado caracterizarlo mediante rasgos tales como la monopolización del poder, de la coacción física y como una instancia de administración centralizada y racionalizada, que actúa dentro de un ámbito territorial definido. Sin embargo en éstos intentos de exclusión o disminución de la importancia de la economía estatal no se puede ocultar el papel evidente que el Estado juega en la economía.
El Estado tiene dos rasgos característicos: uno interno y otro externo.
El aspecto interno resalta la constitución del Estado moderno como un proceso de diferenciación y separación de los poderes sociales ( ejecutivo, legislativo y judicial ), que surge del producto de la universalización de las relaciones mercantiles y de la formación de un sistema económico basado en la iniciativa individual, actividad que encuentra en el mercado su único instrumento regulador.
El Estado organiza las condiciones bajo las cuales los ciudadanos, en su calidad de personas privadas efectúan intercambios dando sustento al proceso productivo destinado a la satisfacción de las necesidades sociales. El Estado desarrolla y garantiza el derecho privado, el mecanismo del dinero, la infraestructura, etc.; proporciona las premisas existenciales de un proceso económico guiado únicamente por el lucro individual, pero que se legitima, sin embargo, en tanto satisface las necesidades sociales.
El aspecto externo del Estado moderno está relacionado con la forma histórica de su origen. El estado nacional surge a mediados del siglo XVI como un sistema de Estados que surgen a partir de las relaciones que se derivan del establecimiento de una economía global y del tipo de las relaciones pertinentes, que van conformando un mercado mundial.
La emergencia del Estado nacional ocurrió como un proceso sin planeación y sin el apoyo de una ideología común, sino como respuesta frente a tres situaciones que exigían la creación de estructuras institucionales capaces de conformar una voluntad unitaria superior a los intereses particulares. Estas situaciones son: los cambios de escala de la sociedad; las consecuencias de los cambios realizados en las distintas formaciones políticas y la lógica de la reproducción del sistema, en su conjunto.
Los cambios de escala de la sociedad; determinados tanto por las formas de inserción de su economía a la economía mundial, como por los efectos ocasionados en la vida social debido a los acelerados cambios ocurridos en la ciencia y en la tecnología, los que su vez determinan el volumen, la intensidad y los ritmos de la acumulación, junto con el tamaño del excedente de que dispone la sociedad.
En lo que se refiere a los cambios observados en las formaciones políticas, éstos son particularmente evidentes en época de grandes crisis económicas; como ejemplo tenemos la crisis de los años treinta y la actual. Los estragos sociales que de la depresión económica de 1930 movilizaron a grandes sociales, lo cual dio lugar a importantes modificaciones en las tareas del Estado, ya que éste a partir de una cierta modificación de las pautas de distribución para eliminar la extrema pobreza y asegurar de alguna manera las condiciones generales de estabilidad y de equilibrio económico, tuvo que aprender a la subsistencia de dichos sectores para prevenir los peligros de una transformación radical, surgiendo así el estado de Bienestar.
En la teoría económica, el surgimiento y consolidación del Estado de Bienestar se explica a través del sistema keynesiano. Keynes inicia su análisis a partir de la constatación de que el desequilibrio del sistema, en época de crisis, no puede ser superado por los mecanismos autorreguladores del mercado. Por tanto la situación de un pleno uso de los factores productivos es virtualmente imposible. En las economías de mercado disminuyen los estímulos de inversión y la propensión al consumo, con lo que se determina una reducción de la demanda global y, por ende, se origina la falta de oportunidades con respecto a la utilización plena de los factores productivos.
La demanda efectiva es la cantidad del ingreso gastada en consumo e inversión, cuando ésta es inferior al nivel del ingreso nacional, significa que una parte del ingreso nacional ha sido atesorado, existiendo un ahorro susceptible de ser transformado en inversiones reales y en consumo.

5. Sustento teórico.
Keynes.
Keynes concede al Estado un papel central en la determinación del nivel de actividad económica (y del empleo) de los países. El contexto económico del período de entreguerras dentro del cual hace su aparición el planteamiento de Keynes, se caracterizó por un severo estancamiento económico de la Gran Bretaña, que había sido hasta entonces la gran potencia económica y militar del mundo, sufriendo tasas de desempleo que se mantuvieron persistentemente por encima del 10% entre 1920 y 1940. Por otra parte la potencia económica y militar emergente, Estados Unidos de América, debió soportar en los primeros años de la década de los treinta una crisis económica cuya tasa de desempleo llegó a ser del 25% en 1933. Dicha crisis abarcó a otros países industrializados como Alemania, Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca, Noruega y Australia cuya característica fueron las altas tasas de desempleo. El periodo de entreguerras se caracterizó por la deflación, desempleo masivo y un movimiento obrero fatigado. Estos elementos contextuales permiten entender la política económica de Keynes, en la cual la intervención del Estado en la economía está determinada por la volatilidad de las expectativas, y por lo tanto de la inestabilidad que tiene la conducta del sector privado de la economía.
Podemos concluir que ( según Keynes) para lograr el retorno del equilibrio y mantener una plena ocupación, es necesaria la intervención del Estado, ya que es éste quien puede mantener el nivel del gasto y de la inversión, ya sea controlando las tasas de interés mediante una adecuada política monetaria y crediticia y, ejercitando un control en los tipos de inversión. de este modo el Estado puede intervenir sobre la propensión al consumo aumentando el poder de compra de los sectores más pobres, a través de pensiones y subsidios, o bien, a través de una política impositiva que favorezca los ingresos mínimos.
Keynes sintetiza en dos problemas fundamentales que las economías deben resolver:
1. La manutención de la tasa de ganancias. donde surge un conflicto entre las ganancias y los salarios. Con la famosa distinción entre salarios nominales y salarios reales, Keynes propone la manutención de las ganancias a través de ajustes en el salario real, ajustes a efectuar por medio de maniobras monetarias.
2. Por otra parte para visualizar el conflicto entre las tasas de interés y las de ganancias, debemos recordar la situación que se presenta cuando el aumento de la liquidez, de los medios monetarios destinados al crédito o al ahorro, provoca una caída a la tasa de interés. Esto da como resultado en relación a una tasa de ganancias determinada, un considerable estímulo a la inversión. Sin embargo, ésta situación en la economía contemporánea no se consigue tan fácilmente ya sea porque la tasa de interés depende de la actividad financiera del gobierno, de los bancos centrales y de las grandes corporaciones, o bien, ya sea porque es necesario contar con una preferencia a la liquidez, esto con el deseo de los poseedores de los recursos de inversión de conservarlos en sus varias formas monetarias.
En su análisis Keynes se detiene en los problemas de corto plazo, asumiendo como dados la capacidad y el volumen existente de las fuerzas de trabajo disponible y la calidad y cantidad existente y disponible de bienes de capital, recursos tecnológicos y estructura social. Se requiere examinar cuáles son las condiciones que determinan aquel nivel de utilización del aparato productivo que asegure el objetivo de alcanzar la máxima utilización y ocupación.
En éste análisis Keynes logra una fusión del aspecto real con el aspecto monetario, que en periodos breves influye fuertemente sobre el proceso económico real a través del conjunto de relaciones presentadas por la cantidad de moneda y el nivel de la tasa de interés, que son maniobradas por las autoridades gubernamentales a fin de recuperar y asegurar las condiciones del equilibrio general.
A partir de esta nueva forma de integración y análisis de los fenómenos económicos se han desarrollado una serie de categoría, que posibilitan el análisis global de la actividad económica, surgiendo así la macroeconomía. Definiéndose ésta como la rama de la economía política que busca explicar el funcionamiento de un sistema económico en su conjunto, aislando, identificando y midiendo los fenómenos que contribuyan a determinar la producción y la ocupación de todo el sistema y sus variaciones.
Esta nueva propuesta metodológica tiende a privilegiar el análisis de las mutaciones cuantitativas por sobre las cualitativas; por ello permite un análisis más preciso de los fenómenos y el descubrimiento de los llamados comportamientos de las masas y de las relaciones entre los fenómenos. Se conforman de esta manera las macro variables definidas en función de la comprensión de los grandes problemas. El análisis siempre estará referido a objetivos concretos de política económica, tales como la ocupación plena, la tasa de incremento del ingreso, etc.
En los problemas de mantener y lograr la reproducción del poder socioeconómico y político de determinadas estructuras, cuestión que en las sociedades democráticas está relacionada con los problemas de obtención del consenso y de legitimidad. De aquí se deriva una competencia general del Estado en lo relativo a las deficiencias económicas, así como la presunción generalizada de una incumbencia estatal en lo concerniente a la superación de tales deficiencias. De esta manera el Estado, a través de las autoridades gubernamentales, se compromete programáticamente a mantener en límites aceptables las secuelas funcionales del mercado.
Existen tres grandes complejos funcionales por medio de los cuales se mide la eficiencia de un gobierno:
1.       Las interrupciones coyunturales del proceso de acumulación.
  1. Los costos externos ó deseconomías de una producción privada incapaz de solucionar los problemas por ella misma generados.
  2. Los problemas de distribución desigual del ingreso y de la riqueza.

Para posibilitar la actuación del Estado sobre éstos tres complejos funcionales se clasifican en dos categorías principales: una indirecta, por medio de medidas de política económica; y una intervención directa, mediante la adquisición por parte del Estado, de la propiedad de medios de producción y la gestión de empresas productivas y de servicios.
Las intervenciones realizadas mediante la política económica pueden ser clasificadas en las siguientes acciones:
·         Estimular la inversión y recobrar el equilibrio entre el ahorro e inversión, asegurando la plena utilización de los factores productivos.
  • Sostenimiento de los niveles de precios, para asegurar la rentabilidad a los sectores y empresas en crisis.
  • Sostenimiento de los niveles de consumo de los productos finales que constituyen parte preponderante de la demanda efectiva.
  • Reducción de los costos de producción, ya sea a través de la fijación de salarios, de insumos subsidiados o de establecimiento de créditos blandos, de modo de elevar las tasas de ganancias en aquellos sectores deprimidos que no respondan a las señales del mercado eficientemente.
  • Estimular las exportaciones de bienes y de capitales.
En cuanto a la intervención directa, ésta asume una serie de formas entre las cuales se destacan las siguientes acciones:
Producción de bienes y servicios. Divididas de acuerdo a su naturaleza difícilmente pueden realizar los particulares las cuales han sido encomendadas la Estado, y las que se realizan en forma alternativa o paralela al sector privado.
Acciones de Acumulación. Originadas mediante la inversión productiva directa del sector público, o través de acciones de inversión en infraestructura destinadas a facilitar el desarrollo de las actividades privadas, las que constituyen economías externas.
Acciones de Financiamiento. Se dividen en aquéllas actividades destinadas a asegurar los recursos que el Estado requiere para su actividad como productor, o las acciones que buscan mejorar las condiciones de crédito a los agentes privados, a fin de estimular la inversión en los sectores señalados como prioritarios
Kalecki
Keynes y Kalecki fueron contemporáneos, y en esencias, sus teorías tienen muchas similitudes, pese a que Kalecki basó su estudio en Carlos Marx y Keynes la basa en los clásicos de la economía, pero a su vez tienen diferencias importantes también; en cuanto a la intervención del Estado en la economía Kalecki está a favor de esta, ya que para él el Estado funciona como un promotor del consumo. Es importante aclarar que para Kalecki a diferencia de Keynes el consumo lo divide en consumo de los trabajadores y consumo de los capitalistas, así que la inversión pública se va directamente al fomento de dicho consumo de los trabajadores, esto inevitablemente trae beneficio a los capitalistas.
Ya desde la década de los treinta Michael Kalecki sostenía: " la expansión del equipo capital, es decir, el incremento de la riqueza nacional trae consigo la depresión, en el curso de la cual se demuestra que la riqueza adicional sólo tiene carácter potencial. Esto se debe a que una parte considerable del equipo capital está ocioso y sólo vuelve ha ser útil en la siguiente fase de alza". Esta afirmación arroja alguna luz sobre el problema de la intervención anticrisis del gobierno por medio de la inversión pública ". Si actualizamos lo dicho por Kalecki hace décadas, tenemos que sostener que en el momento actual el incremento de la riqueza es mundial y no sólo nacional, persisten la depresión y el auge por lo tanto, esa riqueza adicional mantiene su carácter potencial, pues es claro que parte de ella, sobre todo en la depresión, se desperdicia.
Kalecki escribe que los gobiernos debían de intervenir para contrarrestar la crisis, encontramos que actualmente ha cambiado la estrategia, pues más bien reducen la inversión pública ya que la anterior política basada en el gasto público deficitario ha dejado de jugar el papel motor para la salida de la depresión. Lo que no ha cambiado, siguiendo con el anterior autor es que los capitalistas se siguen moviendo bajo los mismos principios: " Es así como los capitalistas en su conjunto determinan sus propios beneficios por medio de la magnitud de su inversión y de su consumo personal. En cierto modo son los `forjadores de su propio destino' pero la manera como lo forjan está determinada por factores objetivos, por lo que en definitiva, las fluctuaciones de los beneficios son inevitables ".
Kalecki pone el acento básicamente en los aspectos objetivos sin dejar de tener su parte los aspectos subjetivos Las fluctuaciones que él señala de los beneficios efectivamente son inevitables. En el sistema capitalista son los empresarios los forjadores no sólo de su propio destino sino del conjunto de la sociedad. En tanto los trabajadores, de lo anterior se desprende, que mucho más ahora que antes, son sujetos pasivos de la historia, que hoy se escribe día con día en el marco de la globalización. Y ya sobre estos aspectos de la inversión y sus efectos, para Kalecki, según la señora Joan Robinson un hecho cierto es y ello nos permitirá explicarnos las crisis en el momento actual que: " la aceleración del ritmo de inversión real no puede durar indefinidamente. Cuando el ritmo de inversión deja de crecer, el nivel de beneficios corrientes deja de aumentar. Pero el volumen de capacidad productiva que compite para vender sigue creciendo de modo continuo. Por esta razón el tipo de beneficio deja de crecer con lo que el auge llega a su fin. La prosperidad no puede durar siempre, la tragedia de la inversión es que provoca la crisis precisamente porque es útil ". Kalecki, acababa su razonamiento con una frase " sin duda, mucha gente considerará que esta teoría es paradójica. Pero no es la teoría la que es paradójica sino su objeto la economía capitalista ". Es en este esfuerzo de abstracción kaleckiano, donde se resume el desarrollo real de la economía capitalista que hoy a nivel mundial sigue las mismas pautas, pues si bien el ritmo de inversión puede dejar de crecer, la misma capacidad productiva instalada sigue produciendo en forma creciente aunque llegado un momento los beneficios disminuyan, porque la paradoja es, de acuerdo con Kalecki, el que en la economía capitalista al crecer la inversión crecen los beneficios, pero, llegado un momento, ese creciente volumen de producción deja de venderse en parte con lo que como consecuencia decrecen los beneficios y el auge termina. Las razones que determinan la inversión del capitalista son las que al mismo tiempo permitiendo el auge llevan posteriormente al sistema a la crisis.
Más adelante para redondear estas ideas Kalecki escribió "... cuando la producción de bienes de inversión aumenta la producción agregada se incrementa en la misma cantidad pero, además, hay un incremento adicional debido a la demanda de bienes de consumo realizada por los nuevos trabajadores incorporados a las industrias de bienes de inversión. El consiguiente aumento del empleo en las industrias de bienes de consumo lleva a un mayor incremento de la demanda de bienes de consumo. Los niveles de producción agregada y de beneficio de unidad out put se irán elevando hasta el punto en que el incremento de los beneficios reales se igualen al incremento de la producción de bienes de inversión ". Sólo que ahora habría que señalar que nos encontramos con las siguientes paradojas agregadas a la que ya señalaba Kalecki, pues si bien puede haber un incremento adicional de la inversión los trabajadores que se incorporan al proceso productivo lo hacen proporcionalmente en menor número. Esto significa que se incrementa la producción de bienes y servicios desplazando mano de obra por lo que las industrias de bienes de consumo se enfrentan justamente a la disminución de la demanda de bienes. Aunque sigue vigente la observación de Kalecki, pues en el auge se eleva el nivel de producción hasta el momento en que los beneficios reales que reporta se igualan al incremento de la producción de bienes de inversión, punto en el cual se seguirá elevando la producción al haber incremento de bienes de inversión porque ya ahora la producción agregada no traerá una demanda agregada sino más bien oferta que no encuentra salida, esto es, no se realiza parte de ella y por ello caerán los beneficios.
6. Las tareas económicas del estado nación en la globalización.
Globalización
La globalización puede definirse como la fase en que se encuentra el capitalismo a nivel mundial, caracterizada por la eliminación de las fronteras económicas que impiden la libre circulación de bienes servicios y, fundamentalmente, de capitales.
Algunas características de la globalización son: la intensificación de la competencia mundial por los mercados nacionales (macrocompetencia sustentada en la productividad); el aumento en el volumen y valor del comercio mundial de bienes y servicios –particularmente de servicios financieros -; la creciente parcialización del proceso productivo en economías de escala y alcance, principalmente en las zonas económicas especiales; crecientes flujos de migración internacional, la aceleración de los flujos de capitales entre los países del orbe; la revolución de las telecomunicaciones y el avance científico y tecnológico de las economías desarrolladas y las grandes corporaciones transnacionales.
La globalización también implica un aumento de la competitividad internacional en niveles jamás pensados y una reorganización de la producción mundial patrocinada por las empresas multinacionales, lo que representa un nuevo espacio para el imperio del libre mercado y que significa: por una parte, una mejor asignación y el aumento de la eficiencia de la producción; por otra, una pérdida de la autonomía de los Estados nacionales (que no debe ser confundida con la crisis del Estado) y también, la concentración del ingreso entre países más o menos competitivos, y entre ciudadanos de un mismo país, cuando la importación de bienes de alto contenido de mano de obra barata rebaja los salarios de los trabajadores locales.
7. El estado a lo largo de las diferentes etapas del capitalismo
El tema de la globalización se puso de moda nuevamente hace ya más de una década, como resultado de dos factores. El primero es su evidente impacto sobre el funcionamiento de los mercados y la eficacia de las políticas públicas. El segundo es su utilidad para formular diagnósticos sobre el cambiante equilibrio de la relación entre Estado y mercado. Así a lo largo de la historia podemos ver cual ha sido el papel que ha jugado el Estado. En el capitalismo mercantilista de los siglos diecisiete y dieciocho prevaleció el Estado patrimonialista, caracterizado por la confusión entre el patrimonio del príncipe y el del Estado. En el capitalismo competitivo del siglo diecinueve fue dominante el Estado liberal, garante de la propiedad y de los contratos: productor apenas de bienes estrictamente públicos. En el capitalismo monopolista de este siglo el Estado social burocrático asumió tres formas: el Estado benefactor, en los países desarrollados; el Estado desarrollista, en los países subdesarrollados; y el Estado burocrático en los países estatistas. Estas tres formas tuvieron en común tres rasgos que justifican su carácter social y burocrático: el compromiso con los derechos sociales, la responsabilidad por el desarrollo económico del país y la ejecución directa de las nuevas tareas consiguientes a través de la contratación de burócratas.
El Estado del siglo veintiuno no podrá ser la repetición del estado liberal del siglo diecinueve, la relación que se establezca entre el Estado y el mercado debe ser cada vez más complementaria, a medida que se vayan revelando los sectores en los que cada uno es más eficiente. El Estado del capitalismo globalizado será un Estado social-liberal, será social porque seguirá siendo responsable de la protección de los derechos sociales en materia de educación, salud y previsión básica; será liberal porque realizará estas tareas de forma mucho más competitiva, dejando de ofrecer a la burocracia estatal el monopolio de las partidas presupuestarias para la educación, la salud y la cultura. La construcción de obras de infraestructura será tercerizada; las empresas productoras de bienes serán privatizadas y las empresas productoras de servicios públicos serán objeto de concesiones a empresas privadas.
El Estado social-liberal será financiador y no productor de los servicios sociales no exclusivos del estado, que el mercado no puede remunerar adecuadamente en función de las economías externas que generan, será complementario del mercado y no sustitutivo del mercado. No producirá bines ni servicios, ni concentrará su política económica en proteger el mercado nacional, pero desempeñará un papel importante en la competitividad externa del país.
Haciendo una revisión de los últimos sesenta años puede notarse que la presencia del Estado en el desarrollo se ha extendido en mayor o en menor grado por todos los países del mundo; sobre todo a partir de la Gran Depresión y la segunda posguerra. Sin embargo, el principal elemento que parece explicar la acción estatal es la insuficiencia de los mecanismos del mercado para garantizar por sí solo el desarrollo más o menos equilibrado y sostenido a largo plazo; además de que existe la necesidad de garantizar la cohesión y estabilidad sociopolítica de la sociedad y la economía, pues éstas dejadas en libertad tienden a desorganizarse.
A lo largo del siglo veinte, la experiencia histórica muestra que el Estado ha buscado la manera de atender un amplio espectro de objetivos nacionales, entre los que se encuentran:
a.       Propiciar y estimular las condiciones favorables para el crecimiento;
  1. Garantizar la permanencia y fluidez de un orden jurídico, administrativo e institucional acorde con las necesidades de la producción,
  2. Actuar como una instancia de mediación y negociación dentro de los conflictos sociales y políticos,
  3. Establecer los mecanismos que garanticen una más rápida y adecuada integración a la economía globalizada.
A partir de este siglo, el Estado será el agente activo que desarrollará mecanismos de coordinación y planeación del desarrollo; tendrá una participación dinámica en la administración de la producción y el mercado, previendo y adelantándose a los cambios del ciclo económico.
En el caso de las economías de menor desarrollo, como México, el Estado se desenvuelve en condiciones sociales y económicas más atrasadas, por lo que es necesaria una intervención más intensa sobre todo en aquellos ámbitos que exigían la modernización económica y social: el impulso de la industrialización, la reforma agraria y la actualización fiscal y financiera dentro de un contexto de competencia internacional.
Se debe enfatizar que la política sirve fundamentalmente para profundizar el modelo de desarrollo o los cambios que se hagan dentro de él. Y todo esto nos lleva directamente a plantear la siguiente aseveración: si el Estado, en la actual época y dentro del sistema capitalista, atiende las demandas de los necesitados (o deja de hacerlo), el gobierno presentará tal hecho como un fin y no como un medio, cuando en realidad para el sistema resulta justamente lo contrario; es decir se atienden esas demandas ya sea porque el sector privado hace negociaciones o bien, porque de esa forma se asegura la estabilidad política sin la cual el sistema se vería en problemas que afectarían a todos los órdenes sociales, y al aspecto económico.
Es claro que en determinados niveles en el desarrollo de las fuerzas productivas, las relaciones sociales de producción tienen que ajustarse, cambiar; pero si esta contradicción no se resuelve, la inestabilidad puede desembocar en vastos movimientos sociales que buscarán un nuevo equilibrio entre los objetivos de los grupos sociales.
El Estado es juez y parte; en realidad es instrumento de una clase, pero tiene relativa independencia, de ella. En el marco de la globalización de la economía a nivel mundial esta relativa independencia se reduce sensiblemente. Aunque en esencia no cambia, a medida que se transforman las condiciones de la sociedad, el aparato estatal se ve obligado a reformarse. El aparato del estado se presenta como un juez imparcial, aunque su práctica cotidiana le desmiente.
La relativa independencia que tiene con respecto del sector económicamente dominante, es el motivo de los antagonismos que surgen entre ambos, pero cuando esto sucede no busca un cambio estructural, ya que sus diferencias con el capital son de forma y no de fondo. De forma, porque tanto uno como otro buscan que las relaciones de producción capitalistas no se detengan; difieren en los medios, no en los fines.
Funciones fundamentales
-Mejorar la calidad y la disponibilidad de los recursos de uso general para el negocio: sistema de carreteras, telecomunicaciones, puertos, aeropuertos, la infraestructura legal del comercio y el servicio a clientes; es decir el gobierno debe asegurarse de que el país esté en un nivel alto y de mejoramiento en cuanto a la infraestructura y la mano de obra.
-Crear un sistema de reglas e incentivos que fomente el progreso; es decir se deben fijar cuidadosamente todos los incentivos, todas las regulaciones y la manera en que los impuestos trabajan, para asegurar que el progreso sea promovido por el clima de la economía para la industria.
-Facilitar el proceso por el que las agrupaciones se desarrollan ya que estas son el motor del desarrollo económico, fomentando así la especialización, el entrenamiento, la investigación y la infraestructura.
-Crear y divulgar una clara visión económica para el país.
En los aspectos económicos, el proceso de globalización se ha reflejado principalmente en la disminución de la "distancia económica", que ha permitido aprovechar las oportunidades de arbitraje en los mercados de bienes, servicios y factores, disminuyendo la importancia de la geografía y la efectividad de las políticas.
También se expresa en la creciente segmentación de la producción a nivel internacional, por la cual las empresas transnacionales ubican sus unidades productivas donde los factores les permitan alcanzar una mayor competitividad y rentabilidad global. Este fenómeno corre parejo con un proceso, aparentemente contradictorio, de concentración de la propiedad de los circuitos productivos y financieros en grandes conglomerados -lo que está dando lugar a una estructura oligopólica de dimensiones inéditas- y, por consiguiente, de las decisiones económicas a escala planetaria. Esto, a su vez, ha significado una intensificación del comercio intra-empresa, lo que implica también un cambio de gran importancia en la estructura del comercio internacional ya que, por su naturaleza, tiende a escapar de las reglas que rigen el mercado y la libre competencia.
8. Estado-Globalización Y México
Las tendencias internacionales recientes, luego de más de cincuenta años de vigencia del llamado Estado del Bienestar (1929-1933 hasta la primera mitad de los ochenta) han girado hacia la reversión del accionar del Estado-gobierno de sus responsabilidades económicas y sociales para con sus súbditos, buscando de esta manera ajustarse a los derroteros de la economía mundial y dejar libre el camino (mercado abierto) para que sea el gran capital y la gran empresa transnacional, principalmente, los que se encarguen de los asuntos económicos. En aras del equilibrio presupuestal gubernamental y de una mera regulación en el sistema económico, la mayoría de los Estados nacionales, han sido convencidos compulsivamente por los organismos financieros y comerciales supranacionales y sus políticas de corte liberal ortodoxo así como por las grandes corporaciones transnacionales, para que apliquen políticas, que les han significado a estas, a entrega de industrias productoras de bienes y servicios otrora estratégicos dentro de los esquemas de desarrollo nacional, autónomo que tenía al Estado como garante de los intereses de los ciudadanos de esos países.
México, que tiene antecedentes de intervención del Estado en la economía mediante los estancos, pero sobre todo a partir de la promulgación de la Constitución de 19179, no escapa -era imposible y es imposible escapar- a las tendencias desreguladoras y privatizadoras imperantes en el mundo, las cuales tienen como trasfondo la reducción a su mínima expresión del accionar estatal en el sistema económico y la reeficientización de sector público y privado nacional
El Estado-gobierno de las dos últimas décadas, que es quien ha promovido la reinserción de México al contexto mundial prevaleciente, no logró insertar y preservar las características propias del capitalismo nacional ni supo cuidar del llamado interés nacional, pues, la globalización económica, que no es una moda pasajera sino que ha trastocado todas las estructuras del país y de muchos países, no sólo ha despojado de recursos naturales y empresas paraestatales a los conacionales, sino que los ha sumido en una gran crisis que pone en riesgo la propiedad nacional y de algunas clases sociales nacionales,
La globalización, si bien ha tenido la virtud de despertar violentamente a los agentes de la economía nacional de una manera ingrata y hacerles ver que será la competencia internacional en los mercados mundiales y en el propio mercado nacional lo que podrá mejorar la competitividad de la economía nacional. Ha hecho ver mal al Estado mexicano, quien ha carecido de una estrategia integral para ver en su propia participación en la economía, no una carga social, sino la posibilidad real de una armonización de intereses económicos: el interés nacional vis a vis el interés internacional. Repensar en la intervención del Estado en la economía de mercados concretos y globalizados, es una condición sine-quanon de este pues, no es el mejor Estado, aquel que tiene una estructura mínima, ni el que tiene superávit primario sino aquel que con raciocinio económico, no desatiende las funciones social-económicas que le dan sustento real. Ello, de ninguna manera iría contra los principios del mercado abierto, ya que el Estado es algo más que puramente economía sana. Esto, implicaría que, sería posible mantener una hacienda pública sana con una equidad social, que devuelva a los conacionales, las posibilidades hurtadas de superación y desarrollo, tendientes a una real (más participativa) reinserción de México en los mercados internacionales.
Es necesario centrarse en el diseño del nuevo modelo de administración pública para este Estado redimensionado, ya que, en un principio, las actividades relacionadas con la administración pública no se manejan con los mismos principios administrativos de la administración de organizaciones privadas, pues no tienen la misma aplicación para los ciudadanos, sujetos, clientes o consumidores del gobierno que para los consumidores finales de la empresa privada. La utilidad social que persigue el gobierno para con la sociedad, no coincide con la utilidad económica que persigue la empresa en el mercado.
En lugar de que el Estado moderno asigne tareas específicas a los sectores productivos, debe crear las condiciones más favorables para el desarrollo de la competitividad general del aparato económico, correspondiéndole a los particulares decidir en qué actividades invertir capitales, y en qué forma consagrarles tiempo y esfuerzos a hacerlos producir. El Estado debe, por una parte, eliminar obstáculos innecesarios al desarrollo de la creatividad e iniciativa de la sociedad, y por el otro, crear instrumentaciones promotoras.
En el proceso de integración económica ninguna democracia puede darse el lujo de abandonar al mercado la solución de sus problemas distributivos y de equidad. La lógica del mismo y las relaciones que en él dominan exacerban los conflictos, pueden socavar la libertad, tanto o más que cualquier gobierno opresivo y ser, en el largo plazo, desastrosa para la democracia; ésta exige la reducción de las desigualdades económicas a fin de garantizar equidades políticas y libertades individuales.
9. Conclusiones
La intervención del Estado en la economía se conforma a partir de una acumulación de respuestas coyunturales, más que por un proyecto deliberado que regule y precise de antemano las formas, alcances y límites de la intervención estatal en la economía.
El Estado se ha visto en la necesidad de desarrollar una serie de formas y de acciones tendientes a recuperar las condiciones del equilibrio general, condiciones que no pueden ser recuperadas por medio del mercado, ya que los mecanismos de autorregulación no funcionan en circunstancias de irregularidad propias de la crisis.
Las causas que provocan la intervención estatal no se originan solamente en épocas de crisis, sino que se observan también en las épocas expansivas del ciclo.
Los efectos que de aquellos fenómenos en los que se manifiesta la naturaleza siempre cambiante ( debido a la innovación tecnológica) y la complejidad de los procesos productivos y de intercambio, procesos que, en última instancia, son los que determinan el ritmo y profundidad de los cambios sociales así como el de los agentes o grupos sociales, imprimiéndoles un sentido y proporcionándoles un marco explicativo y valorativo. Estos cambios en definitiva, son los que decidirán las características, los alcances y los límites de la intervención estatal en la economía.
A partir de las características esenciales que ha asumido la intervención económica del Estado, podemos señalar los objetivos principales de la planificación económica:
·         Surge como una actividad estatal que tiene como objetivo fundamental la centralización y ordenación de una variada y extensa intervención de carácter coyuntural en la economía que el Estado ha ido acumulando, determinando así un crecimiento sustantivo del aparato estatal un aumento en la complejidad del mismo, por lo requiere un marco que le proporcione sentido a esta maquinaria estatal, haciendo compatibles los propósitos y objetivos de ésta intervención. La planificación no estimula esta intervención, sino que es su producto.
  • Sirve de complemento del mercado, a fin de asegurar las condiciones generales al mercado, asegurando las condiciones generales del equilibrio, a fin de que se posibilite la reproducción del proceso de acumulación y el uso pleno de los recursos productivos.
  • Busca atenuar los efectos negativos derivados de la distribución polarizada de los ingresos y de la distribución espacial de los factores productivos, a fin de proporcionar un desarrollo estable y armónico para el conjunto de las regiones y de la sociedad, y
  • La planeación económica no es una tarea meramente del estado. Los agentes privados la utilizan para disminuir los rangos de incertidumbre sobre los resultados de sus inversiones. Esto debido a la magnitud de los recursos de inversión que se requieren para iniciar actividades de mayor importancia, que exigen volúmenes de capital y tiempos de maduración mayores, e los cuales el sistema de precios no es un mecanismo preciso y posee una validez temporal bastante precaria.
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